FAMILIA

🍎 TIEMPO JUNTOS🍎

Alastor trataba de llenar el papeleo pendiente de su esposo. Desde que estaba en cinta, el demonio radio se encargaba personalmente de todo el trabajo, para evitar que su amado esposo que esforzará en lo más mínimo. Pero, al parecer el no hacer nada hacia que Lucifer fuera más hiperactivo de lo normal.

— Querido, en serio necesito terminar estos documentos — dijo Alastor al sentir como su pareja jugaba con sus orejas.

— Pero quiero mimos — se quejo Lucifer con un puchero

— En cuanto termine te daré todo el cariño que quieras — uno de los tentáculos del pelirrojo tomo al rey del infierno por la cintura y lo sentó en un sofá en la esquina de la oficina — Por ahora pórtate bien y déjame terminar.

— ¡Soy tu rey! Se supone que deberías obedecerme tu a mi — el rubio hizo un puchero que fue olímpicamente ignorado por el más alto — ¡Bien, me voy! Se perfectamente cuando no me quieren cerca.

Al ver que su esposo no decía nada el rubio se levantó haciendo sonar su furioso pisotón de pantufla. Nada de nada. Totalmente harto de la situación se encamino a la puerta de la oficina, al abrirla se detuvo en el umbral y miro por encima de su hombro.

— Será mejor que busque dónde dormir esta noche demonio radio, ni pienses en que te dejare entrar a *MI HABITACIÓN.*

Salió de la habitación con un fuerte azote de puerta. Alastor la miro unos segundos antes de fruncir el ceño. Su esposo no estaba hablando en serio, ¿cierto?

***

Sí, definitivamente Lucifer estaba hablando en serio con eso de no dejarlo dormir en su alcoba. La puerta estaba sellada con alguna maldición que impedía a Alastor entrar, pasaba lo mismo con el ventanal. El demonio tocó la puerta, sabía que su esposo estaba dentro.

— Luci, amor mío déjame entrar - llamo suavemente sin obtener respuesta — Se que estás ahí, al menos déjame ir por mis cosas para dormir. 

Se pudo escuchar un chasquido antes de que su pijama, una almohada y una manta aparecieran frente a él.

— Hmm parece que aquí me falta un bello esposo berrinchudo para abrazar en las noches - comento en alto el demonio radio.

— Vete a la mierda, Alastor — bramo el rubio desde el otro lado de la puerta — Hace un rato no me ponías atención y ahora quieres dormir conmigo. ¡Jodete!

Alastor se sentó en el suelo derrotado, si hacía falta que durmiera frente a la puerta para que su esposo lo dejara pasar, lo haría. Antes de poder moverse escucho la triste voz del rubio.

— Siento que no quieres pasar tiempo conmigo - un largo suspiro escapó de sus labios — Vas a tus reuniones, estás todo el día haciendo papeleo, me ignoras... Siento que buscas excusas para no pasar tiempo junto a mi.

— Querido, en serio no es así — el pelirrojo se dió un golpe en la cara, se sentía como un imbécil — Creo en mi afán de mantenerte tranquilo y sin nada que hacer, me olvidé de que me necesitabas junto a ti.

Hubo un pequeño silencio antes de que la puerta de la habitación se abriera. El rey del infierno lo miro con los ojos llorosos, su expresión herida movió algo en el más alto. Se levantó del suelo,  sus orejas levemente hacia abajo en señal de tristeza. Con cuidado tomo las mejillas de su esposo, acariciandolo con sus pulgares y dejando besos castos sobre cada lágrimas que caía del bello rostro de su rey.

— Prometo que no volveré a ignorarte — le susurro bajito — Voy a cuidarlos bien está vez, estaré contigo todo el tiempo posible.

Lucifer se abrazo al cuerpo de su esposo en respuesta, su panza de ya 5 meses los separaba ligeramente, pero al demonio radio pareció no importarle y empezó a acariciarla.

— Lo siento mi pequeño engendro, pero vas a sentir una turbulencia — al principio Lucifer no entendió, hasta que sintió como era cargado al estilo nupcial por Alastor hasta llevarlo a la cama.

Ambos se acurrucaron cerca del otro, el rubio jugaba con las orejas del pelirrojo, el otro no se oponía, empezaba a sentir los ojos pesados y el cansancio lo invadía. No había sido un gran día, pero con la promesa de que al día siguiente todo sería diferente ambos pudieron descansar.

ESTO SE DEBIÓ SUBIR HACE COMO UNA SEMANA PERO SIMPLEMENTE NO ME CONVENCÍA EL CAPITULO. DE HECH SIGUE SIN CONVENCERME