Los cuentos del abuelo IV: El alquimista y el oro

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Habían acampado en la llanura de Silhom,  al este  las montañas de Aramat y el monte Pakís al oeste. La mayoría de la familia se hallaba preparando la mercancía, embolsando las especias y curtiendo algunas pieles. Era poco poco bullicio y podía oírse claramente al fuego consumiendo poco apoco a los troncos y ramas que le  ofrecieron para no morir por el resto de la historia.

La mayoría de los niños ya se hallaban sentados al rededor de la fogata, dejando un hueco en el circulo para su abuelo, este tomo su lugar y arrojó un puñado más de pequeñas ramas creyendo que su historia requería más tiempo.

-Abuelo, mi amigo Hamin me ha dicho que su abuelo le ha contado una historia maravillosa de una manzana mágica que concedía deseos a quien la probara ¿la conoces?

-Si -dijo tácito.

-Yo he oído de un cuento donde un mercader hace un pacto con la luna para obtener riquezas, mejor cuéntanos ese.

-¡si! -gritaron algunos mientras otros trataban de sugerir historias o se quejaban.

-No -acaró firme pero con ternura- Claro que conozco esos cuentos, los oí de mi propio abuelo cuando tenia su edad, pero no les servirán para nada. Todos ellos hablan de magia, cosa que no existe, hablan de personajes que cometen errores y tratan de enmendarlos y creo que ese es un buen consejo, pero casi siempre se resuelve con lamparas mágicas o anillos místicos y ¿como aprenderán ustedes si no pueden acceder a algo así? ustedes no pueden hacer aparecer un genio que les conceda deseos ni buscar una manzana que cumpla sus caprichos, así nunca aprenderán a resolver sus problemas. Por eso yo les cuento historias de la vida real, que tienen moralejas reales y soluciones reales y sobre todo, enseñanzas reales.

Ante la firme determinación de su abuelo, los niños se callaron, un poco frustrados recostaron su mentón en sus palmas para oír lo que su abuelo quisiera contarles, no estaban muy contentos pero tampoco deseaban irse a dormir sin una historia.

-He notado que ustedes han empezado a descubrir el valor del dinero, su utilidad y su uso en sociedad, y lo practico que es tener siempre un poco a la mano. Créanme, el dinero es pieza clave en este mundo material, sin él, los nómadas como nosotros moriríamos de hambre, sin embargo hay que tener cuidado con la avaricia la codicia y la ambición, el amor al dinero no solo puede traerles consecuencias a ustedes, también a los demás. Hoy les contaré la historia de los  alquimistas más famoso de keoth, los zorefitas de nombre Padam y Jaban.

Rondaban el año 980, hacia poco que el mundo se había enterado de a existencia de más continentes y nuevos mares, los mercaderes de todo el mundo empezaron a lucrar con todo lo novedoso que se encontraran en puertos lejanos: plantas, especias, animales, esclavos y hasta arena de playas lejanas, todo era novedoso, todo era comerciable... ¿que creen que era lo más valioso para los comerciantes entonces?

-los esclavos -dijeron algunos.

"Claro que no" dijeron otros, las especias se vendían por mucho dinero.

-Pues en realidad era el oro, no porque todos quisieran comprar oro, sino porque el oro te permitía comprar especias, que era lo más caro de entonces, pieles, esclavos etc. cada país, mar o continente tenia su propia piedra preciosa así que no podían pagar con esa ya que para los marinos de tierras lejanas la obsidiana de maintlán no valía lo mismo que el jade si es que ellos eran de sonwoo o que los rubís del mar varico, así que vieron en el oro un tipo de pago equivalente, todos le daban el mismo valor y se empezó a usar para comprar y pagar aquí y allá. 

Claro, los piratas no robaban oro, robaban especias, pieles y demás pues hallaban en eso un valor más practico que el oro.

Pero me he desviado del tema, como seguía diciendo, el oro comenzaba a usarse en casi todo el mundo y se volvía una obsesión para muchos, entre ellos un mercader zorefita de nombre Jabán y su hermano un alquimista de nombre Padam, ellos intentaron algo inmoral y fuera de las normas de la alquimia, intentaron crear oro a partir de piedras comunes.

CRÓNICAS DE MAR Y TIERRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora