Capítulo 25

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Michelle

Menuda noche, cuando llegué de nuevo a la habitación venía convencida de que Lore ya estaría allí, pero no, aquí no hay nadie. Lo ocurrido hace un par de horas parece de ciencia ficción, se lo cuento a alguien y no me cree, literalmente hablando. Tardé un rato en quedarme dormida, pensando que mi compañera de cuarto llegaría en cualquier momento pero no, finalmente el sueño me venció.

Por la mañana la cama estaba intacta, esto ya me empieza a asustar de lo lindo. Ni me molesté en vestirme, directamente llamé a la puerta de Leia y Marta.

Leia -medio dormida -: ¿Tú sabes qué hora es? Para un día que se puede dormir

Michelle: lo siento, esto es serio -entré como perico por mi casa - ¿Habéis visto a Lore?

Marta: no -dijo desde su cama con los ojos cerrados - ¿Ha pasado algo?

Leia: la pregunta correcta es que no ha pasado, ¿no ha dormido en su cama?

Michelle: si la hubiera visto no vendría a preguntar

Leia: ¿Deberíamos asustarnos?

Marta: igual anda con algún chico, tampoco será para tanto

Leia: quizás Marta tenga razón

Marta: porque seguro que la tengo

Michelle: que no, estoy segura de que le ha pasado algo, tengo una mala vibración

Leia: hacemos una cosa, espera a que sea más de día. Si al desayuno no ha aparecido, vamos a avisar a los chicos

Michelle: sería mejor ir ahora a despertarlos

Marta: déjalos dormir, seguro están muertos de la fiesta de ayer

Leia: en eso tiene razón

Michelle: ¿Para que me molesto? -salí de allí tal cual entré, ¿qué hago?

Puedo ir a despertar a Tony pero las chicas no podemos entrar en la residencia de los chicos así porque sí o llamarlo por teléfono, cosa que también queda descartada ya que este tiene el sueño tan profundo que lo más probable es que no se entere. Volví a la habitación con la esperanza de que ya hubiera llegado pero la cama seguía tal cual. Ni pude dormirme de nuevo, cada vez que cerraba los ojos todas las torturas de las películas de terror venían a mi mente como un rayo. Así que a las diez ya estaba lista para ir a desayunar, obviamente en el comedor común no había nadie. Tuve que esperar hora y media a que las señoritas hicieran acto de presencia.

Michelle: a buenas horas os levantáis

Marta: las once de la mañana, muy buena hora

Michelle: si ya casi es la hora del vermú

Leia: todavía no hemos desayunado, no corras tanto

Michelle: lo que sea, apurad. Tenemos un asunto delicado del que hablar – no hará falta decir que en menos de diez minutos ya habían acabado

Leia: tengo las tostadas aquí -señalándose la garganta

Michelle: se siente, vamos -miré a todas partes - ¿Veis a los chicos?

Marta: chicos en esta universidad sobran -mirando al bando masculino que venía de hacer footing -a cada cual más bueno

Tony: ya sé que estoy bueno, gracias

Michelle: quiero tener tu ego, chaval

Tony: gracias

Michelle: vente -lo agarré

Tony: si me paro ahora me enfrío – normal, venía corriendo sin camiseta como perico por tu casa

Michelle: pues apura, en cinco minutos os quiero a todos aquí

Madrid CityWhere stories live. Discover now