🐺FOUR SEASONS🐱

19

Parte 1

Las clases habían acabado por el resto del día, así que Zee guardó todas sus cosas en la mochila, tarareando una canción que estaba de moda entre todos.

El salón quedó vacío y salió al pasillo, donde ya todos los estudiantes estaban caminando hacia la salida. Zee no tardó en unirse, bajando la cabeza y queriendo pasar desapercibido. Pero mientras salía, se quedó viendo a uno de los chicos de cursos superiores molestando a una compañera suya, una omega llamada Smile.

—Vamos, ¡salgamos juntos! —dijo el desconocido, molesto—. ¡Te estoy cortejando, Smile!

—¡No me gustas! —reclamó Smile, queriendo que le soltara el brazo, pero el chico alfa le ignoraba—. ¡Tú eres muy grande!

—¡Déjala en paz! —protestó Zee, llamando la atención de la pareja—. ¡Ella no quiere salir contigo!

—¿Y qué te importa a ti? —espetó el chico, soltándola, y Smile corrió a ocultarse detrás de Zee—. ¿Qué importa si ella no quiere? ¡Yo soy el alfa aquí!

—¡Qué asqueroso eres! —replicó Zee—. ¡Smile sólo tiene diez años y ya te dijo que no!

Antes de que el otro chico pudiera reclamar, Zee agarró la mano de Smile y tiró de ella, tan enojado porque la estuvieran tratando así. A los omegas se les trataba con cariño, amor y comprensión, ¡así se lo enseñó su papá, porque así trataba a su mamá!

—Gracias, Zee —dijo de pronto Smile, sonriéndole tímidamente—. ¡Ese chico es un pesado!

—No fue nada, Smile —le dijo Zee, soltando su manito—. ¡Nos vemos mañana!

—¡Cuídate mucho!

Se quedó quieto, viéndola desaparecer en el camino a casa, y luego Zee comenzó a correr hacia la pequeña tienda de flores que su mamá tenía, emocionado por ir a verla. Ese día, papá tenía que trabajar un poquito más tarde, así que él debía ir con su mamá, ambos esperarlo cuando los pasara a buscar.

A Zee realmente le gustaba pasar mucho tiempo con su mamá, porque no tenía la oportunidad para ello. Ella trabajaba todo el día, él debía ir a clases, y durante los fines de semana la omega siempre le decía que estaba ocupada o con dolor de cabeza. Cada pequeño momento con su mamá, entonces, Zee lo atesoraba con mucho amor.

No tardó en llegar a la pequeña florería que su mamá tenía. Según lo que sabía, su mamá no era de quedarse en casa haciendo cosas típicas del hogar, y su papá le compró ese local para que pudiera trabajar en ello. Era muy raro que un omega trabajara, pero su padre siempre decía que, si la persona que amaba quería hacerlo, entonces él no iba a ponerle trabas a eso. Zee lo apoyaba mucho, ¡le gustaba ver a su mamá feliz!

El lugar estaba vacío, así que entró con un salto.

—¡Mamá!

Kaew se sobresaltó, pasando a derramar la regadera con agua.

—¡Zee! —gritó ella, molesta, y el pequeño supo enseguida que lo arruinó—. ¡¿Cuántas veces te he dicho que no hagas tanto escándalo?!

Zee bajó la vista, apenado, sintiéndose tan culpable porque no podía hacer nada bien. Mamá siempre se molestaba mucho con él, porque hacía las cosas mal, y Zee trataba de esforzarse cada día más para ser mejor. Si era mejor, ¡entonces tendría un o una omega tan genial como mamá!

—Lo siento, mami —se disculpó, yendo donde ella porque quería un abrazo—. No fue mi intención.

Pero su mamá apenas le dirigió una mirada, recibiendo el abrazo de manera tiesa antes de hacerlo a un lado.