El Preció de Extrañarle

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La noche sé ve más oscura, me preguntó si la luna tiene la cura, las estrellas no brillan con tanta intensidad, como si su luz ya no fuera mi necesidad.

Extraño esas pláticas nocturnas, cuando hablábamos a oscuras, como si no existiera el tiempo, aprovechamos cada momento.

Extraño tú presencia, por qué adoraba tú escencia, lo que veías tan normal, para mí era sensacional.

Hermosa la manera en que logras sonreír, de solo verlo al mundo haces feliz, embelesada de tú salvaje belleza, esa que tú vez con tanta rareza.

Tú carácter fuerte y valiente, temerario a los problemas les haces frente, no te venero por qué me gustes, si no por qué avanzas aunque te asustes.

La intensidad de esa mirada,  con potencia y seguridad es venerada, glorioso es el jade que adorna tú rostro, tan hipnotizante que de tus emociones es el epicentro.

Mi corazón se agita y no por temor,  pues siento en mis mejillas el ardor, ese que nace por algo que trae emoción, tú voz es la sensación.

Conocerte ha sido increíble, en verdad un ser irresistible, que buena manera de pagar, conocer lo que eres hasta el brillo de tú alma hallar.

No sé cuál es la razón de mi gusto hacia ti, solo agradezco el tiempo que contigo compartí, no estoy segura de cuánto sea la duración, pero quiero decirte que viví cada momento con intensa emoción.

Cada palabra compartida, la llevaré en mi memoria  hasta el día de tú partida, agradeciendo tú paciencia, y lo que me enseñaste con tú escencia.

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