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Me llamo Jackson Willer, Jack para los amigos. Nací a las afueras de un pequeño pueblo del Reino de Stimbridge. Tengo dos hermanos pequeños y un único padre que nos intenta sacar adelante cada año. Nos ganamos la vida cazando y vendiendo todo aquel producto que podamos sacar de la naturaleza.

Tengo diecisiete años, me falta poco para convertirme en el segundo hombre de la casa. Aquí, en Grinlli, a los chicos que cumplen dieciocho, les mandan lejos del pueblo a formarse en Ostril, o como la llaman algunos, la Gran Ciudad. Es el centro de Stimbridge y allí nos preparan para combatir contra otros reinos que nos rodean, entre ellos Kirich, nuestro mayor enemigo.

Padre me lleva preparando desde los catorce para afrontar esta misión, probablemente, un proceso que me marcará de por vida, tanto como le marcó a él. Allí conoció a nuestra madre, que ejercía el puesto de enfermera mayor. Mi padre salió herido en decenas de batallas tras ser seleccionado para combatir en el sorteo anual, y era mi madre la que, por suerte o desgracia, le acompañaba para sanarle cuanto podía.

Meses después del nacimiento de mis dos hermanos, mi madre cayó enferma. Todo apuntaba a que sería un simple resfriado, pero días después, cuando fui a despertarla para poder comer todos en familia, ya se había ido. Todo lo que luchamos por ella esos días no habría servido, porque la mujer que nos trajo al mundo ya no estaba y no nos vería crecer.

Han pasado ya diez años de eso, y cada día sigo viendo su imagen en el jardín en busca de flores para crear medicinas. Entre los vecinos, reunimos los phles de oro suficientes para levantar un altar en su honor, en el honor de la curandera de Grinlli.


En la escuela, me llaman el niño hacha. Como ya he dicho, mi padre me lleva preparando para la guerra unos años, y he ido cogiendo gran experiencia, en especial con las hachas. Él siempre me dijo que en esas batallas cada soldado tenía su arma especial, o como lo llaman allí, token. El de mi padre era la jabalina, podía lanzarla a metros y metros de distancia, además de combatir cara a cara con los enemigos.

Ahora, con sus enseñanzas, soy capaz de manejar dos hachas a la vez con una puntería que nadie de Grinlli tiene.

Agradecer también a mi mejor amiga, Gaya, que me ha apoyado desde el día cero. Siempre me ha protegido de los matones del colegio que se reían de mí por no tener madre y por creerme que llegaría a algo en la vida. Ella ha confiado en que me convertiría en el mejor hachador de todo Stimbridge, y aunque aún no lo fuese, estaba seguro de que algún día logaría ese título.

Cada tres años se realizaban unas pruebas tras las guerras en cada uno de los reinos para comprobar quienes eran los mejores luchadores con cada token y así ser mandados a una expedición fuera del país. Aquellos que aceptasen y volviesen con vida, no solo honrarían a su pueblo, sino que serían recompensados con medio millón de phles. Con eso, mi familia podría descansar y saldar todas sus deudas. Ese era mi objetivo y también, el de mi padre, que se quedó a las puertas de ser el mejor jabalinador, siempre superado por Rekiam, nuestro primo de Ostril y su mayor rival.

Quedan dos días para ser mayor de edad y que me vengan a buscar los mandados del jefe, el Hakar del Reino de Stimbridge. A partir de ese momento, mi vida cambiaría para siempre.

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⏰ Última actualización: Mar 01 ⏰

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