No podía mas

8 3 7
                                    

Tyler me dejó en la puerta de casa a la una de la madrugada. Le dí un beso en la mejilla a modo de despedida, a lo que él correspondió cogiendome de la muñeca y pidiendome otro. No podía dejar de reír. Cuatro veces más hasta que decidí frenarle:

-Tengo que subir ya. - aunque quería quedarme, tenía muchas ganas.

-¿Algo que pedir?- me pinchó para que le pidiese el beso. Ese día estaba decidida a que no se saliese con la suya.

-Ya te gustaría. - le respondí.

Salí del coche rápido para intentar que no me agarrara de nuevo. Escuché su risa al salir a pesar de que estaba la ventana bajada.
Cuando subí las escaleras, mis ánimos bajaron estrepitosamente. No quería estar ahi, no quería entrar en casa. Quería volver a subirme en ese coche y hacer la mayor locura de mi vida. Pero mi familia siempre me necesitaria. Entré viendo una luz, solo una luz llamativa, el ordenador de mi padre. Estaba solo y despierto. Me quité la chaqueta colocandola en la silla de la mesa. No pasaría nada mientras mamá estuviera a si que ignoré sus miradas. Me fui hacía la cocina a beber agua, tenia la boca seca.

-¿Se puede saber a donde vas asi vestida? - preguntó borde.

-He salido por ahí. - respondí sin ganas.

Mamá saldría en cualquier momento al vernos hablar, o eso pensaba.

-¿Es necesario que vayas asi? - me señaló con asco.

-Así ¿Como? - no se me veía nada, solo era un vestido. No entendía su pataleta.

-Como una puta. - me insultó.

Retrocedí un paso, seguía esperando que mamá saliera en cualquier momento a pararle, pero no la veía en ningún lugar. No quise seguirle el rollo, a si que le ignoré y dejé el vaso de agua en la pila.

-A mi no me des la espalda Abigail.

-¿Que pasa? - le pregunté derrotada.

Seguía buscando a mamá con la mirada. Queriendo ver algún indicio de luz en su habitación o algún ruido en la habitación de las pequeñas pero no veía ni escuchaba nada. ¿Donde demonios estaba?

-Que quieres, que te violen ¿Eso quieres? - soltó de pronto.

-¿Que? - me quedé estupefacta.

-Ya me has oído. No te hagas la tonta. Vas buscando guerra.

-No busco nada papá, no se me ve nada. - no daba crédito al escuchar sus palabras.

Se acercó a mí agarrando la tela del escote.

-Esto no es que no se vea nada. - rasgo un poco de la tela estirandola.

-Para. - le pedí.

- Eres una fresca Abigail, subiendote al coche del primer tío que se te cruza. Eso quieres ¿no? Ser su golfa.

-No, no quiero eso. - gruñi bastante dolida. ¿Como no se daba cuenta de que sus palabras eran como puñales, directos a mis corazón herido?

-Pues portate como tal y quítate esa mierda. - gritó agarrandome de la manga, rasgandola por el camino.

-¡Para! - le pedi, pero no lo hizo. Rompió las dos mangas, dejando el vestido destrozado.

-Y ahora ves a limpiarte la puta cara. - escupió mientras me empujaba.

-Estoy harta. - grité zafandome. - dejame en paz de una vez.

-¿Que acabas de decir? - sus ojos gritaban toda la rabia que guardaba y estaba empezando a aflorar.

-Que me dejes en paz ¿Que te he hecho para que me trates así?

Las lágrimas salieron de nuevo. Tyler me pidió que siguiera siendo valiente, pero no sabía a que se refería. No sabia que llevaba aguantando palizas semana tras semana. No tenía fuerza suficientes para aguantar más.

Seguia buscando a mamá con la mirada, rezando para que saliese y lo frenara.

Papa no respondió, si no que me cogió del brazo de nuevo y me obligó a ir al baño. El baño estaba cruzando la habitación de mis padres, así me di cuenta de que mamá no estaba. Eso y que todo estaba hecho un desastre.

-Lavate la puta cara. - me lanzo contra el baño haciendo que me tropezara. Caí al suelo, pero no duré mucho por que volvió a levantarme. - que te limpies de una vez.

Entre lagrimas, abrí el grifo de la pila y empecé a limpiarme la cara.

-Date prisa. - insistió.

-Ya está.

En realidad no lo había hecho. Tenía el rimel corrido por la cara y el pintalabios estaba a medio quitar. Solo quería que me dejara sola, que dejara de humillarme.

-¿Por que me tomáis todos por idiotas? - escupió de golpe.

Me volvió a empujar, haciendo que chocará mi cabeza contra el cristal. Partí el cristal en pedazos. Note el chorro de sangre, que bajaba por mi ceja derecha hasta casi mi barbilla. Mi padre abrió los ojos sorprendido, supongo que no esperaba abrirme la cabeza. Me dio la espalda cuando asimilo la imagen. No me pidió disculpas, no me ayudo a levantarme. No hizo nada. Se fue sin volver a mirarme. Supe que habia despertado a Penni conforme la vi llegar al baño corriendo.

-¿Estas bien? - puso papel en mi frente, no dejaba de salir sangre.

-¿Donde está mama? - me dolia la cabeza horrores.

-Se ha ido otra vez, no se por que - me explica - han discutido y se ha ido.

Asentí cansada. Intenté levantarme a la vez que hacíamos presión sobre la herida.

-Llama a Lana, nos vamos.

-Abi se volverá loco. - tenía miedo y la entendía.

-Tranquila, no pasará nada.

No iba a dejar que les hiciera daño. Sin embargo, esa noche me negaba a pasarla en esa casa. Con ese hombre que me habia abierto la cabeza y no le había importado.
Llegué a la puerta a trompicones. Las niñas esperaban con unas mochilas. Eran unas niñas muy listas. Yo, simplemente cogí la chaqueta de cuero para no morirme de frio, ya que el vestido roto no me abrigaria y salimos por la puerta. Salí de esa casa con un nudo en el pecho, quería gritar con todas mis fuerzas.

-¿A donde vamos? - pregunto Lana.

Solo un lugar vino a mi mente, me dirigí al restaurante. No iba a molestar a Shasa a las dos de la madrugada.

No entendía como había pasado una hora desde que había pasado la mejor noche en mucho tiempo. Mi padre la había destrozado por completo. Toque a la puerta echa un obijo de nervios, la frente seguía sangrandome, no tanto como al principio pero si un poco. Continúe haciendo presion. Tenia un aspecto horrible pero no me importaba en absoluto.

Conforme abrió la puerta un Tyler en pijama, todo mi mundo se vino abajo. Me eché a llorar sin parar. Sollozos salieron de mi garganta tan fuertes que seguramente me escuchó medio motel.

-¿Que cojones ha pasado? - se acercó preocupado.

Yo solo supe lanzarme a sus brazos a seguir llorando. No podía parar. Intenté refugiarme en un calor que si que me hacía feliz. El de sus brazos.

Entre sueños y pesadillasWhere stories live. Discover now