𝐖𝐚𝐫 𝐎𝐟 𝐇𝐞𝐚𝐫𝐭𝐬 • 𝗕𝗿𝗶𝗱𝗴𝗲𝗿𝘁𝗼𝗻

𝐕𝐈𝐈

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𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐕𝐈𝐈

La carrera ya va a empezar

- War Of Hearts.

El carruaje estaba listo, y Eric fue prácticamente arrastrado por sus hermanos hacia él.
De verdad no quería irse, y no entendía porque sus hermanos sí. Claro que Eric quería quedarse, y no por la divertida charla en el salón de baile, los bailes vigorizantes o el jugoso cotilleo. No, Eric quería quedarse, porque quería evitar a toda costa que Anna y Benedict Bridgerton se quedaran juntos, y a solas.
Durante todo el corto trayecto que a penas habían recorrido, Eric sólo pensaba en lo feliz que seguramente Bridgerton estaba por tener a Anna para él solo.
Eric jamás había odiado a alguien, pero siempre hay una primera vez para todo.

—Un excelente baile —. Sonrió Fernando, mirando a los tres.

—Totalmente —. Declaró Fidel.

—Te gustó porque fuiste el centro de atención, junto con el otro caballero —. Rechistó Felipe, poniendo los ojos en blanco.

—¿Que caballero? —. Inquirió Eric, intentando mantener su mente ocupada en otra cosa que no fuese Anna y el señor Bridgerton.

—El vizconde. El hermano mayor de Benedict Bridgerton —. En cuanto oyó las palabras de Fernando, Eric soltó un irritable suspiro.

Y todos sus hermanos lo notaron con claridad. Eric deseaba ahuyentar sus malos pensamientos sobre Anna y su molesto acompañante. Seguramente, él había esperado toda la noche para poder estar así... con ella.

—Anna ha crecido mucho —. Dijo Fernando, alegre. Eric no recordaba que desde la última vez que ellos habían visto a Anna, pasaron unos siete años. quizás seis.

—Sí, creí que quedaría escuálida para siempre —. Los comentarios despectivos de Felipe no fueron bienvenidos en el carruaje. Los tres hermanos Borbón restantes, lo vieron fulminante. —No me mal entiendan, es una cría muy hermosa —. Intentó arreglar.

—Siempre lo ha sido —. Bufó Eric. —Además, sólo eres mayor que ella por dos años. No viene al caso que la llames "cría".

—Ella aún no se a casado, yo sí —. Respondió.

—A la fuerza —. Fernando se mofó con eso. Fidel, parecía partirse a la mitad por la risa.

—No sé porque te ríes tanto. Este año es tu turno —. Felipe volvió a poner esa expresión odiosa, estaba molesto.

—Ciertamente, yo no me niego —. Fidel se encogió de hombros. —Además, con señoritas tan hermosas cómo Anna, el trabajo de buscar esposa parece menos tedioso.

—Ni siquiera te atrevas —. Eric frunció el ceño, señalando a su hermano, que se burló de su actitud.

—Vamos, Eric —. Rio Fidel. —Sabemos que yo tengo más oportunidades con Anna que tú.