蜜月 | ❝El problema es que cuando estoy contigo, soy un adicto.❞
El aroma de su perfume lo envolvía como una niebla espesa, nublando su juicio. Sus ojos, como pozos negros, lo atraían hacia un abismo sin fondo.
Su cuerpo, cálido y suave, era una invi...
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「月光明媚」
━❝Te amaré por siempre, más allá de la vida y la muerte.❞━
Un mar de rostros anodinos se extendía ante mí, olas de banalidad que rompían contra la barrera de mi indiferencia. En la cafetería, el rumor de las conversaciones era un zumbido lejano, un eco irrelevante en mi universo interior.
Y entonces la vi.
Sentada junto a la ventana, bañada por la luz del sol como un ángel caído del cielo. Su cabello, una cascada de azabache que enmarcaba un rostro de una belleza celestial. Sus ojos, dos pozos negros que brillaban con una luz que me atrajo como un imán.
Mi corazón comenzó a palpitar con una intensidad que nunca antes había experimentado. Era como si el tiempo se hubiera detenido, como si el universo solo contuviera a esa mujer y a mí. No me atrevía a respirar, temeroso de romper el hechizo.
—Era imposible—pensé—una criatura tan hermosa no puede ser real.—
Pero lo era. Sus ojos se encontraron con los míos por un breve segundo, y una descarga eléctrica recorrió mi cuerpo. Su sonrisa, un sol radiante que iluminó su rostro, me dejó cautivado.
En ese instante, me enamoré perdidamente. Una pasión que me consumía por completo, un fuego abrasador que amenazaba con devorarme.
—¿Quién era ella? —Me preguntaba con impaciencia.
—¿Cómo podía conocerla? —Pasé la siguiente hora torturándome con preguntas, imaginando escenarios en los que podría hablarle, tocarla, ser parte de su vida.
No podía apartar la vista de ella, cada movimiento, cada gesto, cada expresión de su rostro era una obra de arte que me hipnotizaba.
Tenía que encontrarla. Tenía que hablarle. Tenía que hacerla mía.
Al final, la cobardía me venció. No me atreví a hablarle ese día. Salí de la cafetería con el alma en llamas, consumido por la necesidad.
—La encontraré. La poseeré , La haré mía , No hay otra opción, ni para ella ni para mí. Seré su dueño, su amante, su esclavo. La consumiré en cuerpo y alma, y ella me consumirá a mí. Seremos uno solo.—
La obsesión se había apoderado de mi ser. No descansaría hasta que ella fuera mía, hasta que nuestros cuerpos se fundieran en uno solo, hasta que nuestras almas se enredaran en un baile eterno de amor y pasión.
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