|¬ Sinopsis ¬|
Anya en su estadía en el orfanato, proclamo que tendría una hermana menor. Una cierta pequeña pelirroja que ha sufrido desde su nacimiento maltrato psicológico y físico por sus padres, ademas de ser una rata de laboratorio por sus mis...
La semana continuó, hasta que finalmente llegó el fin de semana, el día en el que la familia visitaría el acuario. Y Astrid tendría su 'cita'.
—P..apa...No puedo ir con ustedes hoy..—dijo la pelirroja algo temerosa de la respuesta del mayor.
—¿A que te refieres Astrid?.—pregunto Loid, le parecía curioso este imprevisto en este momento.
—Es que...uh...uhm..—Astrid comenzaba a tartamudear impidiendo que terminara su frase.
—No es necesario que te asustes, no me enojare.—dijo Loid tratando de calmar los nervios de la menor.
—Okey.—Astrid tomo una gran bocanada de aire, y se preparo para hablar.—, No puedo ir con ustedes, porque...hoy....yo tengo una 'cita'.—dijo Astrid sonrojándose al decirlo.
Loid estaba en shock y no evito que sus tics aparecieran en sus ojos. En este momento, se preguntaba, "¡¿Por que me siento así, ella no es mi hija real?!", "¡¿Esto es lo que siente un padre con estas cosas?!". Astrid solo lo observo, casi con una mirada de suplica.
—Uh, bien. Te daré permiso.—dijo Loid calmando los nervios de Astrid, aunque su tic aun seguía.
—Pero, Astrid nos gustaría saber quien es el afortunado.—pregunto Yor apareciendo, igual que Loid, esta tenia un tic, aunque menos notorio.
—Uh,, uh, Chico Bonito.—respondió la menor.
En eso, Loid recordó algo que Anya había dicho semanas atrás: "Chico Bonito, es Damian Desmond".
Sin duda, eso era algo magnifico para la misión Strix. Pero, no podía infiltrarse en la cita de su 'hija', ademas seria peligroso, ya que los hijos de Desmond traen siempre guardaespaldas. Solo podía dejar que la situación la manejara Astrid, aunque sin darse cuenta ella ni Damian.
—Bien, tienes permiso.—respondió Loid con una leve 'sonrisa', ya que tenia el ceño fruncido un poco.
—"Jeje papa celoso".—pensó Anya con su sonrisa.
—G..gracias..—dijo Astrid entrando a su cuarto.
La familia se sentó cada uno en el sofá, Loid tenia sus manos en la cara, pensando en la situación. Yor tenia la mirada algo oscura, obviamente pensando en que haría si la 'cita' de Astrid le rompía su corazoncito puro. Y Anya, solo estaba orgullosa de la pelirroja.
Pasaron algunos minutos, y alguien toco la puerta. Loid con el ceño fruncido se dirigió para abrir. Al abrirla se encontró con el hijo de su enemigo, Damian Desmond. El castaño iba vestido con un esmoquin de color negro, el cabello bien peinado, y tenia un leve sonrojo en sus mejillas. Obviamente pensando en Astrid. A su lado iban 2 guardaespaldas, con sus trajes negros y gafas oscuras.
—Ejem, buenos días señor Forger.—saludo el castaño tratando de sonar elegante.
—Buenos Días, señorito Damian.—Saludo Loid con el ceño fruncido, pero lo cambio al por una cara amable.
—¿Esta, Astrid?.—pregunto el castaño.
—Oh, si. Se esta cambiando, pero en lo que la esperas, pasa.—dijo Loid abriendo el paso al menor, este dio las gracias e ingreso al lugar seguido de sus guardaespaldas.
***
Pasaron unos 10 minutos, largos para los adultos y para Damian, que sentía como las miradas fruncidas lo escaneaban arriba y abajo. Hasta que escucharon como la manecilla del cuarto de Astrid se movía para abrirse.
La puerta se abrió, y salio a la vista de todos la pelirroja.
Esta tenia su cabellera suelta, dejando a la vista sus rizos. Vestía un vestido de color calipso con retoques blancos y dorados en las mangas, y adornado en el centro con puntos blancos. En su cuello llevaba el collar que le regalo el castaño, al igual que los aros y el anillo en su manita.
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Y Damian se volvió rojo como el color de una manzana ya madura. Y Anya, estaba orgullosa de la belleza y la dulce carita de su hermana.
—Buenos Días chico Bonito.—saludo Astrid al castaño con su sonrisa.
—Buenos Días Preciosa.—saludo Damian besando la mano de Astrid. Loid tuvo mas de un tic en ese momento con Yor.
—¿Uh, vamos?.—pregunto la pelirroja.
—Vamos.—Damian se volteo a ver a Loid.—, Se la devolveré pronto.—dijo tomando de la mano a Astrid y saliendo de la casa junto a ella.
—"Mas vale que la cuide". Cuídense ambos.—despidió Loid a los niños, aunque su tic seguía.—, Bueno, vamos al acuario.
