𝐋𝐨𝐬𝐞 𝐂𝐨𝐧𝐭𝐫𝐨𝐥 |‎| 𝐊.𝐓𝐇©

第二章

「月光明媚」

━❝En tu ser, encuentro mi anhelo más profundo.❞━

Una semana. Una maldita semana y un día. Una eternidad en el infierno de mi obsesión. Su imagen, un tatuaje indeleble en mi mente. Su rostro, un ángel celestial que me sonreía desde mi altar personal. Sus ojos, pozos negros que me absorbían hacia un abismo de deseo irrefrenable , que me perseguía en cada momento.

¿Cómo era posible estar tan jodidamente obsesionado con alguien sin siquiera conocer su nombre?

Era una pregunta que me taladraba el cerebro, una paradoja que me convertía en un ser miserable. No sabía nada de ella, ni su nombre, ni su historia, ni sus sueños. Ni siquiera si era real o una criatura nacida de mi desquiciada mente. Pero la necesitaba. La deseaba con una intensidad que me desgarraba por dentro.

Cada noche, mi mente se convertía en fantasías lujuriosas que la involucraban, imágenes que me ruborizaban y me excitaban al mismo tiempo. La imaginaba desnuda, su piel tersa como seda bajo mis manos, sus labios besando los míos con una pasión que incendiaba mi alma. La imaginaba entregándose a mí, gimiendo mi nombre mientras la poseía con una furia desenfrenada.

-Joder-me maldecía una y otra vez.-¿En qué clase de monstruo me he convertido?-

El trabajo se había convertido en mi búnker, un refugio temporal contra la locura que me consumía. Horas interminables frente al computador, ahogado en papeles y responsabilidades, tratando de aplacar el fuego que me abrasaba por dentro. Una lucha titánica contra un enemigo invisible, una batalla que estaba perdiendo estrepitosamente.

Pero era inútil.

La imagen de su rostro angelical se infiltraba en mis pensamientos como un virus, una visión persistente que nublaba mi juicio y me convertía en un inepto , ella una sirena que me guiaba hacia un naufragio inevitable.

No podía concentrarme. Cometía errores estúpidos, garabatos indescifrables en mis documentos, correos electrónicos enviados a la persona equivocada. Mi jefe me fulminaba con la mirada todos los días , sus ojos llenos de fastidio.

-Taehyung, esto no puede seguir así-me dijo un día -Tu rendimiento ha bajado considerablemente. Necesitas tomar un descanso, urgentemente.-

Lo sabía. Lo sentía. Pero no podía parar de pensar de la esperanza de verla de nuevo, de la posibilidad de que nuestros caminos se cruzaran una vez más.

La incertidumbre me estaba matando. La necesidad de verla, de escucharla, de tocarla se había convertido en una obsesión enfermiza. Era un adicto, un yonqui en busca de su dosis diaria de ella.

No importaba si era una locura. No importaba si era un cliché. No importaba si era un puto desastre.

Y no descansaría hasta que ella fuera mía.

Reconocía que era tóxico. Lo admitía con la amargura del que traga veneno. Mi comportamiento era irracional, enfermizo, peligroso. Era un acosador en potencia, un tipo desquiciado que podía terminar en la cárcel o en un manicomio.

Pero no podía evitarlo. Era como si una fuerza oscura me controlara, una marioneta en manos de un titiritero sádico. La razón y la lógica se habían diluido en la niebla de mi obsesión, dejando solo un vacío que ella, solo ella, podía llenar.

Era un infierno. Un infierno personal que me consumía por dentro, una agonía insoportable que me convertía en un ser miserable.

Pero era mi infierno. Y solo yo podía encontrar la salida.

O tal vez, solo ella.