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—¡Jeongin!

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—¡Jeongin!

El chico levantó la vista mientras cerraba la puerta detrás de él, parpadeando en tanto enfocaba sus ojos sobre Félix, que corría desesperado con Hyunjin detrás.

Félix ​lo abrazó, respirando aceleradamente, y Hyunjin se detuvo a unos metros de ellos.

—¿Qué pasa? —preguntó Jeongin con la voz ronca.

El chico de cabello rubio levantó la vista, con los labios temblando.

—Es mentira, ¿cierto? —Félix lo sacudió del brazo—. ¡No puedes irte!

Jeongin ​hizo una mueca pequeña.

Ambos amigos se fijaron en las ojeras remarcables en el rostro de Jeongin, en la palidez de sus mejillas, en sus ojos rotos y cansados.

—No estoy en condiciones de seguir estudiando —dijo Jeongin sin expresión alguna.

—¡A Boyoung no le gustaría que congelaras tu carrera para deprimirte! —acusó Hyunjin.

En un abrir y cerrar de ojos, Hyunjin estaba contra la pared, con Jeongin agarrándolo de las solapas de la chaqueta mientras se inclinaba con una mirada amenazante. Félix soltó un grito de susto.

—No se te ocurra nombrarla otra vez —gruñó Jeongin, antes de empujarlo hacia un lado.

Félix ​alcanzó a sostener a Hyunjin para evitar que cayera al suelo.

—Innie, por favor... —balbuceó Félix, extendiendo una mano para tomarlo del brazo, pero el aludido se giró—. ¿Chan lo sabe?

Jeongin ​se detuvo.

Pudieron ver como sus hombros se crispaban, su cuerpo se tensaba.

—Chan y yo terminamos —respondió Jeongin con fingida indiferencia.

Hyunjin soltó un jadeo, en tanto Félix abría su boca con sorpresa.

—¿Por qué? —preguntó Hyunjin dando un paso—. ¡Jeongin, ustedes se quieren!

Jeongin ​lo miró por sobre el hombro con una expresión de desprecio.

—¿Así como tu querías a Félix para luego revolcarte con el primer chico que se te cruzo? —escupió Jeongin—. No me hagas reír, Hyunjin. Chan y yo terminamos porque nunca existió amor en nuestra relación falsa.

Félix estaba pálido, con los ojos llenos de lágrimas, y Hyunjin apretó su mandíbula.

—¿Relación falsa? —murmuró Félix con la voz quebrada.

—Fui su novio por dinero, ¿bien? —Jeongin volvió a girarse, alejándose—. Ahora déjenme en paz, no quiero verlos.

Segundos después, Jeongin desapareció por las puertas del edificio, dejando a los dos muchachos solos y con una sensación de disgusto y dolor en sus estómagos.

Luego de varios minutos en silencio, Hyunjin se giró hacia Félix.

—Necesito hablar contigo —le murmuró Hyunjin, tomándolo del brazo.

—¿Eh? —Félix lo miró—. ¡Oh, pero mira la hora, ya debo irme! —Félix retrocedió unos pasos—. Suéltame, ahora.

Pero Hyunjin no lo soltó.

—Todavía te quiero —le susurró con suavidad.

La expresión de Félix se endureció.

—Cierra la boca, pene pequeño.

Hyunjin ​abrió los ojos con sorpresa ante el insulto infantil de Félix, para después fruncir los labios. Félix parpadeaba por sus palabras.

—Era broma —balbuceó Félix nervioso.

—¿Acaso ese tal Maluma la tiene más grande? —preguntó Hyunjin, ofendido.

Félix ​bufó.

—Claro que sí, es latinoamericano y tu chino.

—¡Somos coreanos!

—Es lo mismo.

Se observaron en silencio, retándose con la mirada, y entonces Hyunjin agarró a Félix de la cintura y se lo echó al hombro ante su grito de sorpresa.

—¡Hyunjin, bájame!

—Vamos a hablar primero —gruñó Hyunjin.

—¡¿De qué vamos a hablar?!

—Primero que todo —comenzó a decir Hyunjin—, de cómo sacar a Jeongin de su casa.

—¡No es necesario que me lleves así para eso!

—Segundo —prosiguió Hyunjin como si nada—, de cómo uniremos a Chan y Jeongin otra vez.

—¡Pero si odias a Chan!

—Y tercero —Hyunjin le dio una palmada en el trasero, haciéndolo chillar—, del castigo que te daré por tratarme de "pene pequeño".

—¡HYUNJIIIIIIN!

—¡HYUNJIIIIIIN!

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