Capítulo 3

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"Una prueba"

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"Una prueba"

Alastor paseaba por el pasillo conociendo aquel hermoso y espacioso castillo. Buscaba a cierto ángel caído, pero se había perdido en tan grande castillo.

Ayer el ángel caído le había dicho que quería verlo temprano para empezar a “entrenarlo” al parecer habían muchas cosas en mente de aquel monarca. Para su sorpresa justo frente a él estaba quién creía que era la esposa de aquel ángel caído.

La mujer lo escaneo de pies a cabeza y lo miro distante y sería. La mujer alzó el mento y observo detenidamente al ciervo esperando algo…

—Buenos días, bella dama—dijo el ciervo haciendo una pequeña reverencia a la mujer, está ladeó la cabeza y sin decir una sola palabra se acercó al pecador. Acarició los cabellos del mismo y luego deslizó su mano desde su mejilla a su mentón. Hizo que la mirará a los ojos, las orejas del ciervo se echaron hacia atrás incómodo por el contacto.

La mujer lo notó y de inmediato alejó su mano. Lo observo por unos segundos más y luego soltó una risita.

—Hiciste un gran desastre ¿Sabes? Es interesante que Lucifer quiera tenerte aquí—la mujer sonrió con dulzura al ciervo.

—Pero…veo que…dentro de ti no hay malicia, bien…de igual modo estarás vigilado. Es lindo que lo único que quieras es ver a esa persona—la mujer hizo una pausa.

—Tal vez no seas tan malo y dentro de toda esa fachada de asesino sin corazón ni sentimientos haya un ser incomprensible—la mujer sonrió y siguió su camino, no sin antes…

—Ven, por ese camino nunca llegarás al comedor—el pecador la miró algo confuso, pero la siguió. Le parecía increíble como esa gente sabía perfectamente bien lo que pensabas y sentías, las intenciones que tenías y las mentiras en tus palabras.

Cuando llegaron después de varios minutos en silencio encontraron al ángel caído, pero no estaba solo. Junto a él estaba su hija y el gobernante de la ira.

—¡Mamá!—dijo la pequeña niña sonriente, la mujer le devolvió la sonrisa y se acercó a la niña y la besó dulcemente en la mejilla.

—Hola mi pequeña—dijo, miro a la cabra y sonrió—Hola Satán ¿Que lo trae por aquí?—la cabra sonrió de vuelta.

—Hola, querida Lilith—la cabra miro al ciervo—Estoy aquí por él—las orejas del ciervo se pusieron alerta a cada mínimo sonido. Ambos intercambiaron miradas, nuevamente sintió esa vibra de ser escaneado hasta el más mínimo pelo o molécula. Y otra vez la cabra desvío la mirada frustrada de no encontrar nada. ¿Cuántas veces va hacer eso? Se preguntó. De la nada escucho una voz en su cabeza que decía: “Las que sean necesarias”.

El ciervo frunció el ceño y miro a los presentes. Lucifer negó y miro a la cabra, este lo miro inocente.

—Deja de hacer eso—dijo Lucifer decepcionado—¿Qué? Debo saber que no planea nada—el ciervo miro confuso ¿Acaso el…?

Caminos Separados: un nuevo comienzo (Radiodust) [Segundo Libro]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora