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Un mes, vaya que el tiempo pasa rápido. No ha pasado mucho con Sabrina, ella ha estado más con sus amigos y yo con los míos. Pero eso no me quita que me guste, aún nos lanzamos aquellas miraditas durante clase o nos vamos juntas a nuestras casa, no mucho. Una voz me saco de mi burbuja de pensamientos, ya que no recordaba que estaba en clase.
—¡Lynn Loud Junior! ¿Otra vez estas pensando en Sabrina? Pinché Enculada— Regaño Karina.
—Uy, perdón. Señorita anti-gays— Bromeé con una voz burlona.
—Cállate el osico— Pidió doña gruñona.
Yo solo me limite a reírme y devolver mi mirada a la clase. Una bola se papel cayo sobre mi escritorio, mire a los lados para ver de quien se trataba, pero mejor vi la hoja primero, la abrí lentamente hasta encontrarme con un texto.
《Hoy comemos juntas? -El amor de tu vida (Sab)》
¿Cómo supo que es el amor de mi vida? Solo bromeo, ojalá se diera cuenta de que me gusta. Volteé hacia donde ella estaba sentada y me estaba viendo, con una mirada que gritaba porfavor. Yo solo suspiré mientras rodeaba los ojos con una sonrisa y asentí, entonces ella puso sus manos en puños y los alzó levemente mientras los movía en señal de celebración. 《Amo a esa chica》 era lo único que se me venía a la mente.
La clase terminó y todos corrieron afuera del salón, como si fueran ratas hambreadas, pero yo me lo tomé con calma porque soy pro. Noté qué la figura de cierta rubia se acercaba a mi.
—¡Lynn!, ¿Nos vamos?— Propuso la rubia.
—Uh, si, claro— Acepte con una sonrisa.
Mientras íbamos caminando ella me contaba cosas que le habían pasado en la semana, como que su gato comió papel de aluminio y no le paso nada.
—¡Ah! Y también me paso que-— Dijo sin poder terminar, ya que se topo con alguien.
Ella volteo hacia arriba y era Evan, un chico de tercer grado que jugaba en el equipo de fútbol de hombres, eso lo sé porque me toco competir con el.
—¡Oh! Perdón, enserió, lo siento mucho— Se disculpó mientras veía con culpa el café de Sabrina derramado en el piso.
—¡No! No te preocupes, igual ya me lo iba a acabar— Mintió la ojiazul, ella apenas le había dado 3 sorbos.
—No, no. Te lo voy a compensar, uh...Te compre uno nuevo, luego te busco, ¿Si?— Dijo el chico exaltado.
