CAPÍTULO 10(PARTE II)

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Lilian lo miró perpleja.
¿Acaso no era consciente aquel hombre que pedirle que sea su compañera en un baile, estando ellos en la boda de sus hermanos podría producir especulaciones al respecto? ¿Se acercaba a ella como si fueran solo asistentes a un baile?
Parecía que realmente el había borrado de memoria lo sucedido entre ellos solo hacía unas cuantas horas. Era eso o estaba decidido a aparentar ser un extraño.
Lilian no tenía ánimos de seguir jugando a los rivales, su corazón estaba cansado.

—Me temo que no ha considerado usted las imprecaciones de su petición.

Sus palabras teñidas de acusación, no lograron el efecto deseado. Él apenas se inmutó y ni siquiera apartó la vista de su cara para mirar alrededor, dónde ya varias personas estaban murmurando de su intercambio.

—No comprendo qué daño puede causar en nuestras reputaciones que le solicite un baile. Estamos en medio de un banquete, rodeados de decenas de personas. Además ahora somos familia formalmente. Nadie se extrañaría de que entre nosotros haya cierta camaradería.

Su tono era relajado, incluso irreverente. Lilian se sonrojó más todavía y no pudo ocultar su incredulidad.

—¡Parece que lleva usted más tiempo de lo correcto lejos de la buena sociedad, milord! No estamos a bordo de un barco ¿Acaso no recuerda que si un caballero soltero, se acerca a una dama en edad de merecer para pedirle un baile y para hablar con ella sin la adecuada carabina, está haciendo una declaración de interés ante todos?

Lord Eric bufó, encogiendo un hombro.

—Confieso que no había tenido en cuenta lo que menciona, pero no creo que sea un problema. Es de público conocimiento que yo no busco esposa. ¿O a caso me dirá que no ha oído ya sobre mi reputación de calavera?

Lilian sintió que sus mejillas se incendiaban, y que ese fuego se extendía hasta muy por debajo del nacimiento de su escote, cuando aquellas palabras dichas en tono travieso fueron acompañadas por una lenta y ardiente inspección de su persona. Las pupilas masculinas vagaron desde sus ojos hacia la boca ligeramente entre abierta y hasta su pecho agitado para volver a su rostro con marcada renuencia.

Algo le dijo que él estaba recordando el beso que habían compartido, como lo estaba haciendo ella, y eso la envaletonó lo suficiente como para recordar que tenía mucho que reprocharle.
Con el común de las personas, Lilian solía dejar que su timidez la controlara, pero con él, no parecía poder contener sus impulsos, y no pensaba dejarse avasallar por aquel seductor irrespetuoso.

—Parece que también ha olvidado usted los buenos modales—le acusó altanera, odiando que este pudiera verse tan arrebatador vestido con una simple levita  de terciopelo azul con bordes color oro, y una camisa acompañada por un elegante pañuelo blanco.

Su atuendo era similar al de la mayoría de los hombres presentes, pero algo en él lo hacía sobresalir entre todos. Poseía la extraña combinación de parecer cómodo con lo que lo rodeaba, y al mismo tiempo no encajar con el entorno. Como si fuera un forastero conviviendo en sincronía con los demás y no uno más de ellos.

Su cara se partió en una mueca indolente, cuando le respondió:

—Ya sabe, demasiado tiempo en mar abierto hacen estragos en los modales de un hombre. Hasta en uno que es hijo de un marqués, y un caballero inglés

—Un caballero no hubiese mencionado su...su mala reputación frente a una dama.

Las orbes verdes del hombre brillaron con mal disimulada satisfacción al oír su tono reprobatorio. Disfrutaba sacándole los colores y poniéndola nerviosa. Lilian apretó las manos en puños, para evitar cruzarse de brazos y delatar su aprension.

Conquistar a un lord*PRÓXIMAMENTE RETIRADO*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora