GOLPE FUGAZ

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Tony Stark se encontraba solo en su estudio, rodeado de hologramas y tecnología avanzada. El traje de Iron Man descansaba en una esquina, como un testigo silencioso de sus hazañas pasadas.

En ese momento, Tony no era el genio multimillonario, ni el superhéroe. Era simplemente un padre que había cometido errores.

Alice Stark, su hija, estaba al otro lado de la puerta.

Había crecido sin él, con solo historias, dinero y fotografías para llenar el vacío. Tony había estado demasiado ocupado para darse cuenta de que también tenía una responsabilidad en casa. Ahora, con el tiempo en su contra, quería enmendarlo.

La puerta se abrió lentamente y Alice entró. Sus ojos marrones, tan parecidos a los de su madre, lo miraron con cautela.

Tony se levantó y se acercó a ella. No sabía por dónde empezar, pero sabía que tenía que hacerlo.

—¿Alice? —dijo Tony, su voz temblorosa—Nunca debí haberme alejado tanto. No debería haberme perdido tantos momentos importantes en tu vida.

Alice lo miró, sin decir nada. Tony continuó.

—Cuando eras una niña, estaba demasiado ocupado construyendo mi imperio, multiplicando la fortuna Stark. Pero ahora veo que eso no era suficiente. No puedo compensar el tiempo perdido, pero quiero intentarlo.

Alice parpadeó, y una lágrima rodó por su mejilla. Tony la secó con el dorso de la mano.

—Pepper siempre fue quien te cuidaba, siempre supo cómo equilibrar todo—continuó Tony—Ella era la que te llevaba al colegio, la que te leía cuentos por la noche. Yo solo estaba en las noticias, en las portadas de las revistas. Pero eso no es ser un padre.

Alice asintió, sin apartar la mirada de él.

—Quiero ser parte de tu vida, Alice. Quiero estar ahí para ti, para escucharte, para apoyarte. No puedo cambiar el pasado, pero puedo intentar ser mejor en el futuro.

Tony se arrodilló frente a ella y tomó sus manos.

—Perdóname, Alice. Perdóname por no haber estado allí cuando más me necesitabas. Prometo que a partir de ahora, seré un padre presente. No importa cuántos enemigos enfrentemos, siempre estaré aquí para ti.

Alice lo miró a los ojos y sonrió.

—Te perdono, papá — dijo—Todos cometemos errores. Lo importante es aprender de ellos.

Tony la abrazó con fuerza, sintiendo que una parte rota de él se estaba curando.

—Gracias, Alice —susurró—Gracias por darme una segunda oportunidad, te prometo que a partir de ahora pasaremos más tiempo juntos mi niña.

Tony Stark, el hombre de hierro, se dio cuenta de que su mayor batalla no era contra los villanos, sino contra su propio orgullo y ego. Y estaba decidido a ganarla por el bien de su hija. Mientras que Alice Stark estaba feliz, pues su padre había cumplido su mayor sueño.

Areli Strange y Juliana Barton se adentraron en la vasta biblioteca del Sanctum Sanctorum, con la determinación de desentrañar los misterios de los dioses celtas.

Las estanterías se alzaban como guardianes silenciosos de conocimientos ancestrales y el olor a antigüedad impregnaba el aire.

Areli hojeaba un pergamino amarillento mientras murmuraba palabras en gaélico antiguo. Juliana, más pragmática y con gafas de montura gruesa, hojeaba un tomo titulado "Mitología Celta: Leyendas y Misterios".

El aire estaba cargado de misterio y electricidad. Areli trazó con el dedo las runas talladas en la madera de una mesa cercana, mientras Juliana hojeaba un tomo polvoriento.

LA NUEVA ERA [MARVEL]Where stories live. Discover now