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Ya habían pasado aproximadamente unos 4 días del inicio de clases. Este año iba a ser todo mas difícil en el tema de estudios y demás.
-Aud, hija- llamó mi madre quien estaba sentada en el sofá.
-¿Si?- saqué la vista de mis horarios para verla.
-Me han hablado de una academia de volley hace pocas horas- empezaba a explicar.
Yo simplemente le prestaba atención, quería escucharla.
-Me dijeron que te tenían que avisar algo para entrar a su equipo de volley- dice ella mirándome.
-Que divertido, muero de ganas por ir- dije totalmente emocionada, mi amor por el volley era totalmente inexplicable.
-Seguramente te lo envíen entre hoy a la noche o mañana- aclaró esta volviendo su vista a unos papeles.
-Pero espera, ¿los partidos son aquí?- pregunté sabiendo que existían miles de equipos.
-No lo sé- al decir eso terminó arrugando la frente.
-Bueno, tengo que ir a hacer unos deberes- me retiré y fui hacia mi habitación.
Estuve pocas horas, ya que lo que faltaba lo había hecho en medio de clase de música. Decidí tomarme una siesta, bueno, en realidad siempre lo hacía. Pero lo bueno es que mañana ya es sábado.
Desperté a eso de las 22 pm, estaba totalmente somnolienta pero de todas formas bajé para poder comer algo.
-¿Te fijaste lo de tu celular?- dice mi madre sonriente mientras me veía en las escaleras.
-Mmm, ¿no?- seguía un poco dormida.
-Mira- dice ella y yo lo saqué rápidamente.
Al abrirlo tenía un mensaje de la academia.
"Muy buenas noches, señorita Williams. Le venimos a informar que pronto iniciaran nuestras clases y competencias de volley aquí. Sería un honor para todas nosotras que vengas a jugar con nosotras. Tienes un potencial totalmente increíble y preciso. Eres totalmente bienvenida. Somos un grupo totalmente unido y que se apoya entre si. Ojalá aceptes nuestra invitación, te esperamos aquí en Miami".
-¿Miami?- dije atónita al ver donde se encontraba.
-Siempre fue lo que quisiste, además adoras Miami y el volley- dice mi madre al ver mi preocupación.
-Pero... ¿dejar a todas las personas que tengo aquí?- dije mirándola con ciertos nervios.
-Es tu sueño hija, es lo que desde pequeña amas y siempre luchaste- me agarró los hombros mirándome tranquilizada.
-Pero no quiero irme, quizás mis sueños ya no son esos- dije aunque claro que mentía.
