Se encontraban nuestros tres protagonistas hablando del reciente tema, o sea, de que su amigo lo traicionó de la manera más conchuda al hacerse pareja de su enemigo número uno... Después de Muzan, claro.
── Entooonces... ¿Me van a explicar cómo pasó oo, me van a tener cómo un idiota acá? ── diría Obanai en cierto tono sarcástico, ya se quería ir. ──
── Déjame que te explique, porque si soy sincero, ni yo sé cómo pasó.
── Qu-
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Sanemi POV:
El patrón nos había puesto a mí y a Tomioka una misión en conjunto, al principio quise protestar, pero al patrón no se reprocha nada, órdenes son órdenes. Según recuerdo, Tomioka no había dicho nada, eso me enojó, unpoquitonadamás.
── ¡¿VAS A DECIR ALGO?! ¡HABLA UNA VEZ EN TU MISERABLE VIDA! ── sí, un poco nada más. ──
──...
── ¡¡PERO DÍ ALGO, IMBÉCIL!! ── Casí le di un golpe, pero no lo hice porque Oyakata-Sama me lo impidió... Giyuunomepegues
Ejem, después, el patrón nos dijo el pueblo al que teníamos que ir, y un poco de información del posible demonio que habitaba en esas zonas. Después de que toda la información se nos haya dado, Oyakata-Sama nos dijo que podíamos retirarnos, yo salí casi volando, no quería ver más su cara.
Unas dos horas después, nos reunimos Tomioka y yo cerca de la residencia del patrón para partir a la misión.
── Tenemos que ir hacia el sur. ── Casi no había escuchado lo que dijo Tomioka, ya que había hablado en un tono casi inaudible. ──
Recuerdo haberlo mirado con cara de pocos amigos. ── Tsk, lo que sea. Apurémosnos. Quiero terminar ésto de una jodida vez. ── escupí con furia. ──
Después de ese intercambio de palabras, partimos hacia nuestro destino, el camino fué muy silencioso, Tomioka no hablaba, yo no quería hablarle, lo de siempre. Tres horas después ya estaba oscureciendo un poco, pensé en decirle que debíamos ir a una casa de glicinas. Pero no fué necesario.
── Vayámos a una casa de glicinas, ya está un poco oscuro. ── Dijo en un tono muy distante, casi le doy un puñetazo por eso. ──
Yo no le dije nada, sólo le lancé una mirada de odio hacia su sóla existencia, nos desviamos un poco del camino hacia la casa de glicinas más cercana, por suerte a unos metros más hacia delante había una.
Nos hospedamos ahí, desgraciadamente no habían habitaciones separadas, así que teníamos que compartir cuarto, gracias a Kami-Sama habían dos futones lo suficientemente separados uno del otro. Nos acomodados cada uno en un futón, había un silencio más cortante que cuchillo de carnicero.
Un rato después, una chica nos trajo la comida, agradecí por la comida y empecé a comer; unos minutos después levanté la vista de mi plato de soba porque no escuché nada proveniente de Tomioka, y ví que sólo estaba mirando la comida en silencio, más no comía nada.
