Capítulo Cuatro

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Tzuyu salió a la cafetería, había escuchado por sus compañeras que hoy darían gelatina de mandarina en la cafetería y eso no era algo que ella se perdería.

Desde que había llegado no se había animado a entrar, no había razón para hacerlo, al menos hasta ahora.

-Tzuyu, que raro verte por aquí -saludó Dahyun quién también se encontraba en la fila.

-Escuché que darían gelatina de mandarina.

-Y viniste solo por ella -intuyó Kim, la castaña asintió.

-¿Eres la famosa Tzuyu? -preguntó una chica que estaba adelante de ellas.

-Sí, ¿y usted quién es?

-Tzuyu, ella es Im Nayeon, está en último año. -presentó Dahyun.

-Sí, pareces un gatito -comentó Nayeon confundiendo a la castaña.

-¿Cómo?

-Es que la gente dice que pareces un gatito, por tus ojos -explicó Dahyun tomando su almuerzo cuando fue su turno.

Tzuyu hizo lo mismo cuando le tocó a ella mientras aún seguía procesando lo que le acaban de decir.

-¿Quieres sentarte con nosotras? Hay espacio para ti en la mesa -ofreció la mayor de las tres.

-Oh, no se preocupen. Estoy bien sola -se excusó pero la mayor no se rindió.

-Almuerza con nosotras por hoy ¿Va? Ya después ves si te caemos bien para que te sigas sentando con nosotras -le dijo mientras le pasaba un brazo por los hombros.

Tzuyu sonrió, la chica le estaba cayendo bien.

Al final aceptó y fue con ambas chicas a su mesa, encontrando una escena bastante divertida en esta.

-¡Te comiste mis galletas -se quejó una chica que le recordaba a un pequeño conejito.

-¡Me comí una sola! ¡Una! ¿Por qué eres tan tacaña? -se defendió ahora otra con cabellos negros.

-Chicas -interrumpió una chica con cabello castaño cuando vio a Tzuyu-. Hay una invitada, compórtense.

-Disculpa Chuwi, estas tipas no saben comportarse -Nayeon les dio un golpe en la cabeza a ambas chicas luego de poner su bandeja en la  mesa.

-Ella se robó mis galletas.

-Cómete tus malditas galletas, atragántate con ellas, tacaña. -la chica con cabello negro volteó a ver a Tzuyu-. ¿Tzuyu, cierto? -la castaña asintió-. Me llamo Hirai Momo, me puedes decir Momoring- se presentó-. La chiquilla tacaña que vez ahí se llama Yoo Chaeyoung, jamás le quites algo de su almuerzo.

-¡Oye! -se quejó la menor de todas.

-Yo soy Jeongyeon -se presentó la chica de cabellos castaños regalándole una sonrisa rectangular.

Cuando Tzuyu iba a hablar notó como todas voltearon hacía las puertas de entrada.

Era el grupo de matonas del que Dahyun le había hablado el primer día, pero su mirada fue directo a una cabellera rubia conocida.

Sana estaba en medio de todas aquellas chicas, una de ellas rodeaba sus hombros con su brazo acercándola más a ella, aunque la rubia no se miraba muy contenta.

-Ugh, esa tipa me cae más mal cada día. -dijo Nayeon despectivamente, todas en la mesa (excepto Tzuyu que no sabía que porqué lo decía) estuvieron de acuerdo.

-¿Hizo algo malo?- preguntó sin entender muy bien a lo que se refieran, aunque ya se hacía una idea.

-¿Sabes quién es Sana, no? -preguntó Nayeon.

-Sí, somos amigas, creo. -dijo no muy segura.

-¿Captas al que está al lado de ella?

-¿La que la está aplastando contra ella?

-Sí esa, es la novia de Sana -Tzuyu abrió los ojos con impresión-. Lo sé, difícil de creer.

-Se ve que es una vaga. -dijo mientras hacía una mueca.

-Lo es -habló Jeongyeon mientras se metía una  mandarina a la boca-. La muy idiota obliga a Sana al estar con ella, es así desde hace dos años.

-¿Desde qué entró aquí?

-Sí- ahora fue Momo quien se metió a hablar-. Cuando la transfirieron quedó flechada por Sana desde el primer momento que la vió -empezó a contar -. Empezó a insistirle que saliera con ella pero Sana muchas veces se negó, hasta que Jihyo la amenazó con que haría que su padre perdiera su trabajo.

-Jihyo también ha hecho que deje de tratar a muchas personas -confesó Dahyun.

-Incluso a ustedes -adivinó.

-Tuvo que llegar al punto de comprarse otro número y otro celular para poder hablar con nosotras -dijo Dahyun mientras suspiraba-. Es un sol para lo que vive.

-Esa idiota solo le ha traído desgracia a unnie -Chaeyoung hizo una mueca de disgusto al ver a susodicha.

Todas las chicas asintieron mientras Tzuyu miraba a Sana, no se veía como la chica alegre que la molestaba todas las mañanas y que jugaba crucigramas para esperar que llegara el profesor, esta chica era más retraída, más pequeña... más apagada, no era la Sana que ella conocía.

A Tzuyu no le gustó para nada lo que le sucedía a la rubia, pero no dijo nada porque, al fin y al cabo, ella no era nadie allí para poder enfrentarse contra la tal Jihyo.

A Tzuyu no le gustó para nada lo que le sucedía a la rubia, pero no dijo nada porque, al fin y al cabo, ella no era nadie allí para poder enfrentarse contra la tal Jihyo

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