Parte 2- EL AUTOR Y SU SOLEDAD

0 0 0
                                    


El día era un infierno cálido y húmedo en el exterior, pero en el pequeño departamento los ventiladores creaban un clima fresco y acogedor. El único habitante, de pie frente a su maleta a medio empacar, fue interrumpido por tercera vez por su vieja gata, que curioseaba entre la ropa y los libros. Al verla, no pudo evitar sentir un nudo en la garganta. Había recorrido cientos de lugares gracias a su trabajo como escritor, pero viajar a Estados Unidos nunca había estado en sus planes. Sin embargo, la insistencia de su colega autor ecuatoriano, ahora residente en Canadá, lo había convencido de emprender este viaje. Gracias a él, su último libro se convirtió en un éxito en Estados Unidos, un país que Miguel Augusto veía con recelo.

- No te preocupes Canela, estarás bien cuidada con Doña Marcela, además tratare de regresar lo más pronto posible – susurro Miguel cargando a su gata quien presentía lo que estaba por suceder – Si recuerdas a Doña Marcela, ¿No?

- ¡Miauuu! – contesto el pequeño animal mientras se acurrucaba entre los brazos del hombre de tez canela haciéndolo sonreír.

Acababa de cumplir treinta y tres años y, a pesar de haber encontrado el éxito literario hacía un año y medio, Miguel Augusto Anchundia Contreras todavía se sentía un tanto desorientado. Gran parte de su existencia había transcurrido en medio de la pobreza extrema, soñando con un mundo mejor. Ahora, con el éxito y la fortuna tocando a su puerta, le resultaba difícil asimilarlo. Muchos de sus seres queridos lo habían abandonado cuando decidió entregarse por completo a su pasión por la escritura, y su relación con su ex pareja se desmoronó, por lo que no se sentía cómodo en la patria que tanto amaba y necesitaba un nuevo lugar para olvidarlo.

Antes de continuar empacando fue interrumpido por su teléfono celular el cual lo alertaba de una llamada y cuando vio que era un número desconocido esgrimió una mueca adivinando quien era.

- ¿Qué quieres?

- Te extraño, ¿estás molesto? – quiso saber una voz masculina melodiosa del otro lado de la línea.

- No tengo dinero, no espera, esta vez sí tengo dinero pero no para ti, deja de llamarme porque esta vez soy yo quien no desea volver a verte – exclamo cortando la llamada mientras intentaba contener sus lágrimas que se acumulaban en sus ojos.

Aunque Miguel Augusto era gay, no deseaba que su orientación sexual definiera su carrera literaria. Quería ser reconocido por su talento y no por su identidad. Sin embargo, la fama había llegado de manera inesperada poco después de que su novio lo terminara porque no tenía suficiente dinero y desde que empezó a ser más reconocido lo había estado buscando.

- Rayos, se me hace tarde y aún tengo que pasar dejando a Canela con la señora Marcela – se dijo a si mismo observando la hora en su celular.

Con un suspiro, Miguel Augusto cerró la maleta y se dirigió al aeropuerto. Mientras se alejaba de su hogar, una mezcla de emociones lo invadió. La nostalgia y la tristeza lo acompañaban en el viaje, pero también había una chispa de esperanza. Quizás en Estados Unidos hallaría respuestas a las preguntas que lo atormentaban, y tal vez, en medio de la fama y el éxito, encontraría un camino hacia la paz interior.

ENTRE LÍNEAS DEL CORAZÓNWhere stories live. Discover now