6. Feliz cumpleaños, mamá

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22 de marzo, el día del cumpleaños de mi difunta madre.

22 de marzo, el día que cada año me recuerda que su muerte fue mi culpa.

22 de marzo, el día que cada año me recuerda que su muerte fue mi culpa

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Me vestí completamente de negro, no quería hacer absolutamente nada. De hecho, si pudiera, hubiera apagado el mundo por completo en aquel mismo instante.

Mi madre era el único rayo de luz que tenía durante mi infancia, llena de entrenamientos dirigidos a convertirme en una máquina de matar y llena vivencias traumáticas cuyo objeto principal era la violencia. Una infancia que no merecía tener ningún niño.

¿Por qué tuve que nacer en aquella familia? No, más bien, ¿por qué mi madre se tuvo que enamorar de aquel hombre? De todos los hombres que había en el mundo, ¿por qué tuvo que ser de él? ¿Por qué, de entre todos, tuvo que ser un sicario violento al que solo le importaba el dinero?

Ya sabía la respuesta. Mi madre no tuvo elección. O se enamoraba de él, o vivía el infierno de tener que estar con alguien a quien no amaba.

Sin embargo, él nunca sintió, ni de lejos, la mitad de lo que ella sentía por él.

Supongo que la mató porque se aburría de ella, porque estaría harto de sus reclamos por ser el infiel de mierda que es, porque estaría cansado de tener que lidiar con ella, porque estaría furioso de que ella intentase protegerme. Protegerme de él.

Todavía no lo olvido, Valentino.

Tú nunca supiste que aquel día yo estaba mirando.

Aquella noche estaba lloviendo y tú estabas borracho, por aquella época, siempre lo estabas. Mamá te regañó diciendo que no podías venir en ese estado a casa, que podía verte y tomar el ejemplo, aunque ya no quedaba nada más de lo que pudiera tomarlo.

Estaba mirando desde el armario por una de las rendijas, escondido entre los vestidos y pantalones de mamá.

No olvidaré cómo la golpeaste hasta tumbarla en la cama, para después tirar de su pelo mientras gritaba de dolor. Nunca olvidaré cómo pusiste tu mano sobre su cuello, mientras intentabas desnudarla. Nunca olvidaré cómo mamá se dio cuenta de que estaba mirando y comenzó a sollozar. Nunca olvidaré cómo la violaste, la mataste, y después durmiste tranquilamente al lado de su cadáver como si fuera una almohada más.

No lo olvidaré nunca, Valentino.

Tampoco olvidaré el momento en el que a la mañana siguiente te despertaste por fin sobrio, y al ver que habías matado a mi madre solo comenzaste a reír mientras te pasabas la mano nerviosamente por el cabello.

No tenías derecho.

No tenías el derecho de arrebatarme a la única persona que se preocupaba por mí, a la única persona que yo era genuinamente capaz de amar, a la única persona que me dio una razón para levantarme por las mañanas para soportar tus malos tratos, tus golpes e insultos.

El mundo siempre ha sido un lugar siniestro Where stories live. Discover now