14

106 25 7
                                    

El padre de Gulf se asomó apenas hacia el precipicio justo en el momento en el que una ola enorme golpeaba la ladera y desprendía pedazos de roca y tierra.

A pesar de la oscuridad del cielo, el grupo de rescatistas alcanzó a ver una fina chaqueta flotando en el mar embravecido. Uno de ellos se acercó al padre de Gulf y en un tono serio pero bajo le preguntó:

—¿ Esa chaqueta pertenece a su hijo?

El padre de Gulf asintió levemente.

—Entonces ya no hay nada que se pueda hacer. Se ha caído o sea lanzado. Nadie sobrevive a una caída desde aquí. Y si ha sobrevivido será solo por escasos minutos. ¡Mire allí!— señaló el rescatista—¡ Son tiburones! Jamás encontrarán su cuerpo.

Susurros de conmoción invadieron el grupo mientras la madre de Gulf se aferraba el brazo de su marido y lloraba en silencio.

—Debemos avisar sobre esto. Daremos una conferencia de prensa: diremos que se suicidó...— dijo el padre a su esposa que lo miraba pálida— Es una muerte honorífica. La sociedad entenderá que debía hacerlo. Sólo Los fuertes sobreviven, sólo los fuertes merecen vivir. Esto recompensará las pérdidas de este día. Siempre una noticia así hace subir los bonos en la bolsa. Nuestros bonos subirán y así este viaje no habrá sido en vano.

El grupo se retiró en silencio y cabizbajo y cuando Gulf, escondido, vio que ya no quedaba nadie miró a Mew y sonrío entre lágrimas.

—Esta será la última vez que alguien te haga llorar.— le susurró Mew— Ven conmigo a tu nueva vida, nos están esperando...

Lo que pensó que iba a hacer un camino largo, acabó en el segundo ó tercer paso. Ya no estaban en la ladera. Mew, usando nuevamente sus poderes, lo había llevado a un dulce bosque de pinos verdes. La lluvia ahora era suave y delicada. Mew se quitó la capa y envolvió a Gulf en ella.

—Esta es tu nueva vida...— le susurró— y ellos y yo somos tu nueva familia.

—¿Por qué ha sucedido esto?

—Porque la Esperanza a veces tiene sus recompensas...

Gulf levantó la mirada hacia donde Mew señalaba. Al principio sólo vio una niebla blanca y densa pero luego aparecieron en ella unos diminutos puntos de luz que se fueron agrandando y agrandando hasta convertirse en seis figuras brillantes blancas, cálidas, con seis capas que ondeaban con suavidad en la brisa. Los seis le sonreían. Y lo saludaron sin pronunciar palabra. Gulf sentía sus pensamientos y se dio cuenta que ya no hacía falta hablar...

Y detrás de ellos, un amplio valle de casas de piedra envuelto en luces de plata y destellos de niebla mágica...

Gulf miró a Mew asombrado y sonrío. Se acercó a él y lo besó.  Lo besó con suavidad en los labios, mientras pensó:

   "Te amo y te amaré siempre, mi Fuego Fatuo..."

E inmediatamente otro pensamiento, con la inconfundible voz de Mew, resonó en su mente:

"Te amo y te amaré siempre, mi Gulf..."

Fuegos FatuosWhere stories live. Discover now