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Hola, como estan?

Los extrañe un poco...





























Resoplo con hartazgo y cansancio, quería darse la vuelta, cambiar la dirección de sus pasos para dirigirse a su casa en especial su cama, quería refugiarse en sus sabanas y tratar de que le brindara al menos un poco aquel calor que necesitaba, quería olvidarse de todo tan solo un momento.

Desaparecer si aquello era posible.

Tuvo una mañana a las corridas donde se las ingenio para hacer aquel pedido a Abigail, llegó gracias a la luna y para su suerte salió tal cual la había imaginado, a pesar de que no tenía ni un poco de hacerla se dejó llevar por ese amor y paz que lo invadía cada vez que estaba en la cocina, fue su desconectar con el mundo, hasta que llegó la hora de entregar el pedido.

Lastimosamente no tenía delivery así que fue él el que tuvo que ir hasta la casa de la omega, después de ducharse y arreglarse pidió un auto y se dirigió hasta allí. Abigail lo recibió con una sonrisa gigante y aquel aroma que no era de su mayor agrado, tuvo el placer - o tal vez no- de conocer su casa, ella le contó que era una fiesta sorpresa y se encontraban a las corridas terminando de acomodar todo antes de que viniera la cumplañera.

Julian sonrió apenas, contestando cortante y tajante ante las preguntas que le hacía, no estaba para nada cómodo ahí y quería irse lo antes posible.

Pero en ese instante prefería soportar la voz chillona de Abigail, antes que encontrarse con Enzo quien le había dicho que ya se encontraba en el lugar, al final no fue a buscarlo como habían quedado porque no llegaban con los tiempos, eligieron una tienda de bebés que era muy famosa en el centro, además sabían que ahí iban a encontrar muchas opciones.

Ya de lejos divisó al alfa parado casi en medio de la vereda, sus pulsaciones subieron al dar cada paso sumandole aquel revuelto en su estómago causado por los nervios y la ansiedad, nunca iba a entender porque esa sensacion jamas se fue, siempre aparecía cuando iba a ver a Enzo, agradeció que estuviera con la vista perdida en el celular, si aquellos ojos se clavaran en él era capaz de caerse en plena vereda y no estaba para pasar verguenza.

Como un flash dejándolo ciego y atónito el recuerdo de su primera cita llego, la sensación era la misma pero estaban situados en diferentes lugares, fue la primera vez que se juntaron solos sin Lisandro haciendo de mal tercio, fue en una plaza un sábado a la tarde, ese dia Enzo había hablado hasta por los codos y cada dos segundos le tiraba algun chamuyo, Julian simplemente era un omega de dieciséis años, no tenía idea de absolutamente nada solo se dejaba llevar por sus instintos.

Cuando el sol se había ocultado y los mosquitos aparecieron haciendo insoportable su estadía ahí, habían tomado la decisión de irse.  Enzo fue quien dio el primer paso y lo encaró directo y simple, fue el primer beso de Julian.

Un choque de labios mojados pero con un gusto dulce que permanece por siempre, no tuvo idea como sobrellevarlo así que se dejó guiar por aquel chico que había posado casi con timidez sus manos en su cintura, aun guardaba la imagen de aquella sonrisa que le regaló cuando se separaron, todo había sido tan mágico, ingenuo y sobre todo lleno de cariño que al pasar el tiempo se convirtió en el amor mas grande que Julian pudo imaginar.

Enzo y él se robaron tantos primeros del otro, que aun sabiendo que nunca lo habían hablado ninguno prefería que hubiera sido diferente.

Pero ahora todos esos recuerdos de esas primeras veces estaban guardados en un rincón lejano en su mente, uno donde ya no prefería visitar, pero aunque no lo haga el sentimiento que los acompañaba era tan fuerte que hacía su pecho doler.

ECLIPSE.  AU/ Julián x Enzo. PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora