Parte Única

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Podía escuchar la risa de Benjamin confundiéndose con la mía ahí adentro. No podía creer que hubiera conseguido esa cosa y además convencerme de que me metiera.

-¿Estás lista, Sam? -preguntó a través de la ventanilla con una sonrisa, todo su pelo castaño estaba revuelto por el viento.

-Sí, hagámoslo -le devolví la sonrisa, estaba emocionada, sentía la adrenalina en cada una de mis venas y tenía el corazón a mil.

Estaba dentro de una esfera. Una especie de bola de hámster gigante, con diseño avanzado. Por fuera era roja con detalles dorados, tenía una segunda capa que parecía un enrejado de color marrón claro, y y tenía incrustada una especie de armazón que sostenía un asiento tipo columpio. Era increíble y hermosa.

Volteé la cámara que tenía en la mano hacía mí una vez Benji se fue.

-Probablemente muera, pero si no lo hago este será el delirio juvenil más grande al que haya accedido. No quiero pensarlo mucho, así que acabemos con esto -llamé a Benji, me coloque el celular y la cámara en los hombros y lo oí contar hasta tres.

La bola empezó a avanzar lentamente poniéndome nerviosa y di unos cuantos pasos hasta que noté que empezaba a acelerar. Me agarré al columpio mientras el paseo no parecía ser la gran cosa, vi como el enrejado se movía de forma distinta manteniendo el equilibrio del interior. Y luego caí.

La esfera de repente empezó a ir rápido, muy rápido. Grité el nombre de Benjamin. Aún adentro supe que estaba yendo de bajada y que podía chocar con cualquier cosa. Me senté agarrándome fuertemente del columpio y con los ojos cerrados rogué que no pasara nada o al menos no mucho. Podía oír la voz de Benjamin diciendo mí nombre corriendo tras de mí. No estaba segura de si me causaba más pánico o me aliviaba aunque sea un poco.

Dos minutos después, choqué contra algo. Muy fuerte. Tal vez una pared. Creí que saldría volando del columpio cuando la esfera impactó fuera lo que fuera.

Un rato más tarde, Benji llego corriendo y abrió las puertas ayudándome a salir, aún respirando con fuertemente.

-¿Estás bien? -no dije nada, mi corazón estaba muy acelerado, igual que mi respiración, creo que hasta estaba temblando.

-¡Sam! -parecía muy preocupado. Estábamos agarrados de los brazos del otro y me sacudió para que reaccionara. Me solté, me apoyé en mis rodillas y respiré profundo.

-Cuanta adrenalina -dije sin cambiar de posición mientras empezaba a sonreír y luego a reírme.

-¿Sam? -miré a Benji de reojo y no entendía nada, aunque el momento tampoco era para entender nada.

Me pasé una mano por el pelo volviendo a respirar cuando empecé a marearme. Me acosté en el suelo por si acaso, de todas formas, si no me había lastimado estando adentro sería muy estúpido lastimarme habiendo salido.

-¿Sam, estás bien? - dijo inclinándose hacía mí con algo de duda.

-Voy a matarte, Benjamin Williams -avisé mirando el bonito cielo estrellado. -Estás muerto -trato de tomar su cabello, pero me esquiva y empiezo a perseguirlo. Me doy cuenta de que estamos en su casa de juegos, en el patio, y que choqué contra las enormes escaleras de acero que van al tobogán.

-¡Sam, lo siento! ¡En serio! -grita desde el otro lado de una red.

-¡Yo también lo sentiré cuando te alcance! -contesté y lo vi salir corriendo hacia los columpios. En poco tiempo se terminó convirtiendo en un las traes cualquiera y en un momento mientras corríamos por el patio se dejó atrapar fingiendo que se había cansado.

Entramos a la innecesaria casa extra a tomar agua junto con unos bocadillos. Me acosté en la cama y tomé la tableta de la mesita de noche.

-Benji, ven a tomarte fotos conmigo -se echó también en la cama y abrí la cámara. Pero se veía raro, tenía una clase de extraño filtro de distorsión en blanco y negro.

-¿Qué pasa? -dije tratando de buscar el menú y moviendo mi cara por la pantalla. Benji me tomó del cuello y me alzó la cabeza junto a la de él.

-Mira, así se ve -podía ver los rostros, pero no puedo recordarlos. Seguían estando difusos.

-No, Benji, me estás -traté de soltarme, de quitar su mano y caí en cuenta de que estaba sobre mí, completamente, no podía moverme en lo absoluto. Quise gritar, pero no me salió la voz. Me estaba ahorcando, en serio, no era de broma.

Cerré los ojos cuando se me empezaron a llenar de lágrimas. Mi mejor amigo no podía estar haciendo esto. Estaba dejando de respirar y abrí un ojo queriendo suplicarle con la mirada que me dejara, recordarle que éramos amigos desde siempre. Pero cuando lo hice él no estaba, ni yo estaba en su casa de juegos.
Estaba en mi cuarto, en mi cama, acostada. Y seguía sin poder moverme. Entré en pánico un momento, traté de pedir ayuda. No me moví un centímetro, ni nada salió de mí boca. Luego recordé todo lo que había leído sobre parálisis del sueño y me calmé, traté de respirar profundo, no pude. Me repetí que todo estaría bien y me concentré en tratar mover alguna parte de mí cuerpo.

Respiraba muy lentamente, sentía que el aire se me acababa. Mientras esto pasaba recordé todas las teorías que había leído, al menos para distraerme de la falta de aire, desde posesión de espíritus, hasta un despertar incompleto del cerebro. Fuera lo que fuera, se sentía horrible.

Cuando por fin pude moverme tomé aire como si me hubiera estado ahogando. Salté de la cama y tomé una liga para recogerme el pelo. Así en pijama salí a la casa de Benjamin, ni siquiera me fijé en la hora.

-Hola, Señor Williams ¿Está Benji? -pregunté cuando abrió la puerta.

-Claro -se fue y a los pocos segundos apareció él, también en pijama. No me tomó dos segundos abrazarlo con fuerza.

-Eh, ¿Sam? -dijo sin devolverme el abrazo. -¿Me perdí de algo? -negué con la cabeza aún sin soltarlo. Terminó por abrazarme y me repetí que este chico con olor a ponqué jamás me haría daño.

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Gracias por pasar por aquí y leer personita bonita<3

Esfera de NavidadWhere stories live. Discover now