Capítulo IV

29 8 5
                                    

Hace un tiempo atrás, antes de la fiesta.

El criado abrió la puerta del aposento donde estaría hospedándose Shoto, situando el equipaje junto a la cama procediendo a retirarse, apresurado, una vez el huésped entra.

— ¿Tú visita va a ser breve, hermano? — irrumpe Fuyumi, evidenciando el ligero equipaje de su hermano menor.

Shoto cierra las cortinas de los gigantescos ventanales de la habitación, dejándola en penumbras — Me iré tan pronto termine mi lista de incisos, hubo una fuerte nevada el año pasado así que no pude venir antes.

— Pudiste haberte abierto paso entre la nieve con la singularidad que nuestro padre te heredó — Sugirió, levantando la maleta del suelo, posicionándola sobre un mueble para empezar a ayudarlo a desempacar.

Shoto solo miro con detenimiento el suelo al momento que su hermana nombró la palabra "padre". Miró su mano izquierda y la volvió un puño con ira.

— El poder del viejo solo sabe consumir y propagarse como una plaga — Su mirada lo decía todo, al menos para su hermana; lo odiaba aun muerto, esperando que estuviese ardiendo como nunca en el infierno — Solo lo utilizo para encender la caldera cuando al cocinero se le terminan los cerillos.

— Ya veo... — Se tensó Fuyumi, prosiguiendo a ayudarlo a desempacar. Sacó unas cuantas prendas hasta vaciar la maleta, eventualmente encontrándose con un retrato compacto de su amada madre en uno de los bolsillos del equipaje. Fuyumi sostuvo el retrato con sus manos, sin evitar sonreír con cierta nostalgia... acariciando la superficie de la pintura con la yema de sus dedos.

— ¡Tío! — Exclamó Tenma, realmente contento, caminando a paso veloz para saludar a Shoto. La irrupción de Tenma puso a Fuyumi con los pelos de punta pues le provocó tremendo susto. Shoto saludó por igual a Tenma, aunque no fuera notorio, sonreía al ver a su enérgico sobrino.

Tiempo después, las personas empezaban a llegar, presentándose con los anfitriones además de dando por comenzado el primero de cinco bailes. Shoto por su parte, se resignaba a asistir a pesar de ya estar vestido para la ocasión, pero como ya había dado su palabra, o más bien dicho, su hermana la había tomado forzosamente, no pudo hacer nada más que cumplirla.

— Es el... Que atractivo es... — Murmuraban las señoritas cosas por el estilo, para referirse a tan distinguido caballero que era Shoto; tan solo verlo pasar caminando.

— ¡Joven Lord! Conozca a mi hija, sabe tocar muy bien el piano — Se acerca la primera de veinte decenas de madres que buscan con desespero una oportunidad para sus hijas de ser siquiera una opción conyugal para el duque — ¿Es algo de que impresionarse? — Cuestionó otra madre — Mi hija puede divertirlo, no se cansará de sus chistes — prosiguió — Sus hijas podrán tener esa simpleza de atributos que se consiguen con un mínimo de práctica diaria, pero le aseguro, mi lord, que la belleza no es algo que se consigue, sino con lo que se nace, ¿Y quien más hermosa que mi preciada Cecile? — Persuade otra más, uniéndose a la discusión.

Shoto no pudo evitar familiarizar las subastas con este lucrativo juego llamado "mercado marital" donde él era el artículo de lujo subastado más codiciado.

— ¿Cómo se atreve? usted vil... — Espetó una de las muy osadas mujeres contra otra.

Shoto provechó la confusión del inminente enfrentamiento para alejarse de allí tan pronto las madres prestaron su saliva a nombrarse con términos indecorosos, discutiendo por los motivos del porque la atención que Shoto podría prestar debería ser para la hija de cada quien.

Shoto volteó discretamente un momento al caminar, para asegurarse de que su ausencia no haya sido notada, sin contar que tontamente tropezaría con alguien más por no tener los ojos de frente.

— Discúlpeme... — Escuchó el duque, observando a una singular señorita, la cual no apartó su vista tan pronto prestó sus ojos a verlo.

— ¿Lo hizo a propósito? — Cuestionó estremeciendo a la doncella con su profunda voz.

— ¿Disculpe? — Parpadea incrédula cayendo en cuenta de su intención.

— Escuchó bien, no es la primera vez que tropiezo por "casualidad" con una dama, y mucho menos una que no crea en el amor a primera vista, si es que así se le puede llamar a las mujeres de su clase — Asumió.

— ¿Mi clase? — se ofendió a punto de responder a tales acusaciones pero fue estrepitosamente interrumpida.

— ¡Todoroki! — Saludó Midoriya, alegre de ver a su viejo amigo, compañero y egresado de la academia de U.A.

Ochako solo pudo callar y enrojecer al ver a aquel joven más de cerca.

— Midoriya — Nombró Shoto, algo perplejo de encontrarselo allí.

— ¡Que gusto verte! — Sonrió enormemente, percatándose del tercio que formaban con Ochako, la cual, muy enrojecida, se marcha sin decir nada muy apresurada — ¿Quien era ella?

— No tengo idea — Concluyó Shoto con un mal sabor de boca después de probar lo que era volver a convivir en sociedad.

My eternal sunshine ♕ TodochakoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora