Salvando al Gran Inu

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La miko futurista se hallaba contrariada al ver que no estaba en el cobertizo de su casa, sino que de nuevo en la era del sengoku.

Es entonces que ella salió del pozo y vio que a lo lejos donde se hallaba la aldea habia un incendio y por instinto quiso ir a ayudar. Solo que fue detenida por unos ogros.

—Parece que hoy tendremos carne tierna para cenar —dijo relamiéndose los labios aquel ser.

—Ni pienses que la compartiré contigo, no ves lo flacucha que se encuentra —respondió mientras se acercaba a la miko.

—No seré cena de ninguno de los dos, estúpidos ogros —dijo enfadada y se dio cuenta que no traía su arco y flechas.

Recordar esto hizo que palideciera y sin esperar alguna respuesta empezó a correr.

—Corre lo que quieras porque eso no evitara q te coma —grito uno de ellos persiguiendo a la miko.

—Rayos como pude olvidarme de mis flechas y arcos, maldito Inuyasha fue por su culpa —se dijo mentalmente mientras se adentraba en el bosque.

Aquellos ogros la seguían y a ellos se unió dos ogros más que habían visto a su presa. La pobre miko tropezó con una piedra y se hizo una herida en la rodilla y en las manos, aun así, seguía adentrándose en el bosque, y justo vio un cadáver de un soldado que llevaba flechas y arco.

—Gracias a los kamis —susurro para rápidamente usar aquellos objetos.

Y empezó a disparar con su poder de miko a dos de ellos que rápidamente fueron purificados, los otros dos al ver que la humana era alguien de cuidado prefirieron irse.

Luego de esto la miko aun malherida y con algo de dolor, quiso descansar, pero ya la noche caía y justo era luna nueva y no habia mucha claridad. Dio un par de pasos hacia un árbol y escucho un gruñido, esto la alerto y retrocedió.

—¿Qué fue eso? —se interrogo, sacando su linterna y enfoco el lugar de donde provino el ruido— ¡por los kamis! —se dijo asombrada tapándose la boca, no creía lo que sus ojos veían.

El gran descubrimiento que habia hecho era la respuesta del porque no habia llegado a su tiempo y era porque habia viajado al pasado, al día en que el Gran Toga iba a morir.

En ese momento se acercó sigilosamente y veía que el Inu aun gruñía, pero más bajo. Según observo era por autodefensa.

—Por favor no piense que le hare daño —dijo algo asustada la miko, pero con ganas de ayudarlo.

—¿Qué es lo que quieres de mí? —dijo con esfuerzo tratando de sentarse, porque se hallaba echado— ¿pretendes acabar conmigo para hacer de mi un trofeo del cual alardear?

La miko soltó la mochila que llevaba y aun con linterna en mano dio dos pasos adelante.

—Se que no me conoce, pero créame que solo pretendo ayudarlo —respondió con toda la sinceridad que pudo—. Aunque soy una miko, jamás haría daño a alguien que no me lo hace, por favor permítame que lo ayude. Además, que usted viva es muy importante usted debe proteger a su familia —agrego sin pensarlo, lo malo fue que el Inu gruño con más fuerza.

—¡No quiero que me ayudes!, tú tienes segundas intenciones —dijo con rabia mientras se colocaba en pie.

Este acto hizo que Kagome retrocediera dos pasos, pero al ver que el Inu se desplomaba corrió hacia el para sujetarlo.

—Por favor déjeme ayudarlo no ve que no puede mas —dijo mientras apenas sujetaba semejante espécimen —le juro que no le hare daño.

El no respondió solo se quejaba de todas aquellas heridas que llevaba, y sin mas opciones debía dejar que lo curen. Inu Taisho quería vivir por aquel pequeño y su amada Izayoi y sino confiaba en aquella mujer no podría de nuevo volver a verlos. Y contra toda idea negativa que a su mente acudía rechazo.

—Eres una perfecta desconocida y la única que podría ayudarme —respondió en medio de su dolor y con la poca fuerza que tuvo, de nuevo se recostó en el árbol tras de si —haz lo necesario.

—Gracias —respondió con aparente alegría la miko o eso pareció percibir el Inu— hare todo lo que pueda para que usted viva.

En ese momento empezó a retirar lo que quedaba de armadura para así poder atender debidamente todas las heridas, con sumo cuidado coloco la espada de Toga a un lado para luego quitar la ropa. Ahí pudo ver el bien formado torso que se hallaba cubierto de sangre y cicatrices de guerras pasadas. Pasado esto fue por su mochila a sacar algunas medicinas que le quedaban.

Aquella noche si sería larga y empezó el trabajo, curo las mas graves heridas rápido, uso el poder de curación en ellas, las mas leves les aplico la medicina. Y cuando ya eran las cuatro de la mañana según su reloj, el sueño y el cansancio a causa de usar su poder acudieron a ella. Acomodo como pudo al Inu y viendo la estola se acomodó en ella sin pensarlo mucho.

Bien por MalWhere stories live. Discover now