❝Enterré las cenizas de mi pasado para jamás arder de nuevo.❞
→ Aki estaba muy familiarizada con el calor del fuego, las quemaduras alrededor de su cuerpo contaban historias que nadie desearía escuchar. Aunque las cenizas no podían volver a arder, s...
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UN ENCUENTRO DESTINADO.
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Aki se llevó una mano al mentón mientras pensaba en qué debía llevarse consigo. Dio varias vueltas alrededor de su habitación, la cuál ya estaba echa un completo desastre porque la rubia había usado el aire para tratar de organizarse; una muy mala idea por cierto. Al final se decidió por empacar su ropa más cómoda y algunos zapatos -que probablemente el estúpido de Sokka llegara a preguntarle porqué siquiera los usaba-, así como varios de sus venenos y cuadernos en los que apuntaba sus mejores métodos para intoxicar a la gente.
Sin embargo, el repentino dolor que llegó a sus pies la desconcentró y la hizo caer al suelo. Una mueca cruzó sus labios al saber que era hora de tomar calmantes para el dolor que se preparaba durante las noches, y tampoco tuvo más opción que cambiar las vendas que mantenían firmes sus tobillos. Día a día debía vivir con un permanente dolor que le impedía caminar y apenas mantenerse de pie por su propia cuenta, pero al menos sabía esconderlo muy bien.
━Hm... a Suki no le va a gustar que me marche, siempre ha sido muy sobreprotectora conmigo.━soltó un suspiro al recordar que todavía no le había contado a su mejor amiga que se iría con el Avatar. Aunque a esta no le gustaba que la gente se fuera de la Isla Kyoshi, estaba segura de que sería mucho más dura con ella por su condición.━¡Pero bueno, estoy preparada para enfrentar a cualquier cosa, el Unagi o incluso a los idiotas de la Nación del Fuego!
Quizás Aki no debió haber dicho esas palabras, y es que justo después de pronunciarlas un fuerte estruendo que venía desde afuera llamó su atención. No solo el Unagi estaba causando problemas porque Aang hubiera tratado de montar sobre este, sino que además un buque de la Nación del Fuego llegaba a la Isla Kyoshi en busca del chico. La de ojos grises parpadeó repetidas veces, preguntándose si debería de callar lo que pensaba más a menudo.
━Oh oh, no creí que tuviera que volver a enfrentarme a soldados de la Nación del Fuego tan pronto...━murmuró haciendo una mueca, con recuerdos para nada bonitos llegando a su cabeza. Sacudió esta de lado a lado y apretó sus puños, decidida a que nadie la haría sentir menos de nuevo.━Muy bien, toca defender a la gente de la Isla Kyoshi y devolverles toda la protección que me han dado.━sonrió levemente, agradecida con la gente de la isla por lo mucho que habían cuidado de ella.
