Capítulo 15

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POV EMILIA

Nuevamente el día lluvioso junto a Santiago fue hermoso, él hace todo tan especial, todo tan lindo.

"Estaré actuando bien"— me preguntó cuando volví a la habitación y mire al hombre desnudo que se encontraba en mi cama, un hombre que no era mío, que era casado y que posiblemente su mujer y su hija lo estén esperando, sobre todo su mujer, preguntándose porque la noche anterior no llegó a dormir y ahora ya es tarde y tampoco aparece.

Debería estar sintiendo empatía por ella, sobre todo al conocerla y saber que dentro de todo parece una buena mujer, pero no, acá estoy desnudándome para volver al regazo de su marido, debería estar haciendo muchas cosas, lamentablemente solo estoy pensando en cabalgar a este hombre.

Llego a la cama junto a Santiago y de reojo veo la pantalla de su celular prenderse y el nombre de "Daniela" aparece en el, me acerqué para agarrarlo y tendérselo, él me miró confundido y negó al ver el remitente.

—Quiero que le conteste y le digas que no vas a llegar nuevamente en esta noche, decile mientras me coges la boca. —Dije acercándo mi rostro a su pelvis.

Le sonreí con descaro llenándome la boca de su miembro, chupandolo mientras él me obedecía y atendía la llamada.

—Decime.— Contesto sentándose para alcanzar mi sexo con sus manos y penetrarme con sus dedos.

"¿Donde estas, Santiago?" —alcance a escuchar.

—Estoy ocupado—dirigió sus ojos a mí, relamiéndose los labios al verme atragantarme con él, metiendola hasta el fondo ocasionando que mis ojos se llenen de lágrimas.

"¿Con tus putas? ¿Estas con una de ellas?"

—Ya es tarde, Daniela, anda a dormir. —Responde tratando de sonar normal pero su respiración acelerada lo delataba, su mujer sabía que él estaba con otra, pero lo que ella no se imaginaba es que no es cualquier mujer la que está con su marido, sino la niñera de su hija.
Cualquier mujer no lograría lo que yo, que él la cogiera todos los días, aunque aparte de sexo, no hay más nada que presumir, es demasiado.

Creo que nuestro trato se basaba en sexo sin sentimientos y duraría hasta que uno de los dos se cansará y aparentemente el trato estaba roto, porque yo estoy hasta el último pelo de enamorada y ninguno parecía estar cansado del otro, así que esto seguiría. Cada vez que nos veiamos parecíamos dos animales insaciables que nunca parecían estar satisfechos.

—¿Contenta?— me preguntó cuando corto la llamada, recibiendo un asentamiento de cabeza de mi parte, estaba tan entretenida con su pija en mi boca que no quería soltarlo.

—Tendríamos que hacer lo mismo con Martín, que durante todo el día no paro de llamar.—Río aferrándose a mi cabello e imponiendo su ritmo, provocando fuertes arcadas que solo me hacía lagrimear. Aún así no solté hasta que tuve su semen en mi garganta.

—¡Mmm! Que rico— lamí con mi lengua los restos que habían quedado de él.

—¡Puta madre! ¡que mujer, Emi!— cerró sus ojos desplomandose en la cama.

—¿Te vas a quedar?— Pregunte con inseguridad, por lo general ya no solía quedarse y tampoco se lo pedía.

—Si, creo que ya le dije a mi mujer que no llegaría. —Sonreí.
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Lunes al mediodía, Daniela se encontraba trabajando y Santiago atareado se encerró en su oficina.

—Chicas— nos llama a Sofi y a mí. Sofi sigue en su mundo, mirando sus dibujos, yo giro para mirarlo y él nos ve con una sonrisa a ambas mientras las dos estamos sentadas en el sillón mirando tele. —Emi, podes venir a mi oficina, si Sofi no quiere quedar sola, traela. —Nos da una última mirada y yo solo asiento.

Dulce tentaciónWhere stories live. Discover now