19.

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Después de salir del bosque el ballestero solo recibió de mi silencio o respuestas cortas, incluso en ocasiones solo soltaba un sonido de la boca para afirmar o negar. No se atrevió a preguntar algo, la situación en ese momento se había vuelto incómoda, y no podía esperar a regresar lo más pronto posible a Alexandria.

De regreso a la comunidad no me atreví a sostenerme de Daryl mientras íbamos en la motocicleta, preferí sujetarme del asiento trasero aún cuando me advirtió varias veces que podía caerme, pero cada que lo decía solo lo ignoraba. Durante todo el trayecto el ballestero no dejó de mirarme sobre su hombro cada cierto tiempo.

Daryl y yo habíamos llegado finalmente a Alexandria casi al atardecer.

— Iré a dejar las cosas al almacén. — me informó al bajarme de la motocicleta.

El ballestero recibió el mismo tipo de respuesta que le estuve dando desde que salimos del bosque. No dijo más y se dirigió a donde debía ir, mientras me quedaba viendo como se alejaba hasta que lo perdí de vista.

— Hey.

Alguien me llamaba, pero mi mente seguía vagando ocasionando que no me diera cuenta de la persona que se acercaba a mí.

— ¿Emily? — el viejo alguacil puso la mano sobre mi hombro obteniendo finalmente mi atención.

— ¿Eh?

Rick me hizo girar para poder verme mejor, logrando que se percatara que no me encontraba en el mejor estado.

— ¿Pasó algo? — preguntó con algo de preocupación en su voz.

— No. — intente soltar una pequeña risa fingida.

— ¿Entonces porque estuviste llorando? — empezó a cuestionarme al darse cuenta de mi ojos enrojecidos.

Pase saliva antes de responder algo.

— No es nada importante. — fingí una sonrisa mientras negaba con la cabeza.

— Emily...

— Me gustaría ir a ver a Carl. — lo interrumpí antes de que me siguiera cuestionando.

El viejo alguacil se mantenía preocupado y confundido por mi actitud, hasta que terminó por permitirme seguir hacia la enfermería, con la promesa de que hablaríamos sobre esto después.

Toque ligeramente un par de veces la puerta para poder entrar en la habitación donde se encontraba el pequeño Grimes.

— Hola cariño. — lo salude al momento que se dio cuenta de mi presencia.

— Emily. — el pequeño Grimes me recibió con una sonrisa.

Había sido el único que logró hacer que mi felicidad y mi sonrisa volvieran a mi rostro.

— ¿Cómo estás? — preguntó al sentarme en una silla junto a él.

— Creo que esa debía ser mi pregunta.

Dejó salir una pequeña risita contagiándome de ella.

— Yo estoy bien — afirmó — pero me doy cuenta que tú no.

Carl me dedico una tierna sonrisa con toda la intención de que le contara el porqué de mi bajo estado de ánimo.
Después de Daryl, Carl era el único al que le había contado por completo mi pasado, refiriéndome a mi relación con Joss, así me hacía sentir más libre y en confianza el poder contarle lo que pasó durante el día.

— ¿Entonces por esto lloraste? — me cuestionó al terminar de escuchar mi historia — Porque crees que Daryl no siente lo mismo que tú.

Las palabras de Carl me sorprendieron, haciendo que empezara a balbucear en busca de una respuesta.

LOYAL//The Walking DeadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora