Suplanta Pesadillas

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Advertencia
-Contenido +18
-Mención de violación

¡Hola! Están bienvenidas a escribirme para brindarme ideas, o simplemente para pedir algo en específico que les gustaría ver.
Sin más nada que decir, espero lo disfruten...
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Ambos seres demoníacos, tanto aquel individuo masculino que emulaba a la perfección a un ciervo como la señorita pecadora que le abrió el corazón, dormitaban abrazados en la cama perteneciente al dormitorio de la fémina.

Ella acurrucada en el pecho de Alastor obtenía el calor que precisaba para regular una temperatura cálida. Pues, en esta misma noche una tormenta decidía acompañar el frío invernal del Inframundo.

Él tan solo la envolvía con sus brazos atrayéndola a sí, acción que parecía la resolución de una promesa. Promesa, o más bien juramento solemne de resguardarla incondicionalmente de cualquier eventualidad con diligente celo.

Profundamente, en un sueño de mil pensamientos nocturnos se hallaba la pareja hasta que Alastor fue despertado de un sobresalto. Gritos provenientes de la joven en estado de ensoñación sacudieron su pacífico reposo.

-¡Suéltame! ¡No! ¡N-no me toques! ¡Te lo suplico! - chillaba su enamorada con desesperación, esto al mismo tiempo que desordenaba las sábanas de la superficie debido a pataleos y agitación de los brazos, intentando zafarse de algo.

El demonio, vestido con una camisa de dormir bermellón, recibió accidentalmente uno que otro golpe de su amada.

-Mi corazón, despierta, por favor... Solo es un sueño. - el locutor se enderezó en la cama y luego procedió a cautivarla de las muñecas. Segundos siguientes, se colocó encima de ella precaviendo de no aplastarla -. Aquí estoy, soy yo...

Por más que trataba de invocarla de regreso a la realidad, no lo conseguía. Ella mantenía su postura de continuar vociferando y contornearse de manera frenética.

-¡A-aléjate de... mí! ¡Por favor, no! ¡Val, no! ¡Ayu-ayuda! - de sus ojos cerrados caían lágrimas incesantes, estas humedeciendo sus mejillas sin permitir un pequeño espacio árido en ellas. El Demonio de la Radio notificó como su cuerpo trepidaba a un ritmo inimaginable.

Deseaba despertarla de su letargo, brindarle sosiego y transmitirle la certeza de que todo habría de resolverse satisfactoriamente; sin embargo, la magnitud del pánico que la embargaba tan solo exacerbaba la solemnidad de la circunstancia.

-Cariño, yo sé que me escuchas, por favor, despierta... - rogaba el demonio-ciervo que parecía por primera vez estar experimentando miedo en su vida. Cabe decir que, el pavor se reflejaba despampanante en su sentido visual -. Valentino no está aquí, cielo... Y nunca osará de posar una mano en ti nuevamente.

La amante hizo caso omiso y siguió causando estragos en el orden de las cobijas del lecho.

La demonio, hacía un año, había sido sometida a los castigos proporcionados por Valentino, siempre en represalia contra sus faltas de comportamiento. Para aclarar, ella era una actriz porno de medio tiempo (no por elección), pero no siempre accedía a los pedidos del demonio-polilla. Es así que, este abusaba de ella cada que se negaba a cooperar con las filmaciones, y por descarte para saciar su propio libido.

-¡N-no otra vez! ¡No quiero! ¡Aléjate! ¡E-espera! - forcejeó bajo el agarre del overlord hasta que pudo librarse; dicha exaltación produjo que sin querer rasguñase la cara de su compañero. Por supuesto, aún estando sonámbula.

Alastor ni se inmutó, es decir, a pesar de tener un corte profundo en el lateral izquierdo del rostro a causa de las garras de la contraria, no se detuvo en la tarea personal de apaciguar su viejo martirio.

Alastor | One Shots +21Where stories live. Discover now