Capitulo 3

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La reunión estaba normal, bueno si de normal es ver a los líderes ser aplastados por los buenos argumentos de la señorita Carmilla, es buena con todo lo que hace y sabe que hacer en estos momentos, aunque este un poco en desacuerdo con sus métodos, confío plenamente en sus resultados. Es decir, es la traficante de armamentos celestiales única que existe.

—¡Madre mía! Déjeme decirle que su carne es deliciosa, no solo la calidad de la carne se notaba fresca, ¡Sino también explendida! Ya veo porque siempre me llegaban rumores sobre su exquisita carne, mi estimada —Alastor se acerca a mí luego de que termine la reunión.

Ya me habían dicho ese tipo de cosas de mi negocio, pero está vez siento más emocion en su tono de hablar, debe de ser un misterio completo la razón por la que estamos los dos caminando hacia el barrio caníbal.

—Alastor, querido. ¿Has intentado hacer tu Jambalaya con carne...? —dejo la pregunta en el aire y se voltea a mi.

—Déjeme decirle que ¡No!. La receta es mejor así y es un enorme recuerdo de mi madre ese platillo, sabe a lo que me refiero —pregunta abrazando mis hombros—. Hablando de Jambalaya, ¿Qué le pareció? La invito a comer de nuevo y no acepto un no por respuesta.

—Déjame decirte querido, que acepto tu oferta de comer de tu deliciosa Jambalaya, tu madre debe de estar muy orgullosa de ti —digo dándoles unas palmadas en el hombro—, y sobre todo de su exquisito plato de Jambalaya.

—Así es mi estimada, vengo a comprar de su deliciosa mercancía la cual me dejo sorprendido, fue un gusto charlar con usted esas horas de viaje, espero verla pronto y espere mi invitación —Dice para desaparecer en las sombras con la caja de la carne.

Me vuelvo a mi camino de atender mi negocio, es lo único que Franklin me permite hacer en su presencia y maldigo a Franklin y mi yo de antes por eso, además de ser un aprovechador y un abusador de otras personas, es un sin mente que no espera a mi como su esposa a fuerza.

Espero que Franklin muera en el siguiente exterminio para al fin deshacerme de él, no le deseo el mal, pero si, ojalá lo maten en el siguiente exterminio para al fin ser libre de sus cadenas, maldito.

Aunque hice un elaborado plan de muy cortos pasos, todavía es un misterio como haré que funcionen, es elaborado y no le he dicho a absolutamente nadie sobre eso para que no me saboteen, pero el plan consiste en:

Paso uno: Dejarlo fuera en el próximo exterminio.

Paso dos: dejar que lo maten y oír sus gritos de agonía.

Paso tres: cortarlo en cuadrados.

Paso cuatro: ponerlo en una caja que me encante mucho.

Paso cinco: ir a él tejado y comerlo con mucha satisfacción de lograr mi objetivo.

Son pasa simples eficaces y tan perfectamente calculados que nada podrá salir mal en la humilde desaparición de Franklin el demonio abusador. En lo personal, espero que un mafioso demoníaco se confunda y lo maten a él primero antes que a su presa inicial, quizás y hable con uno.

Muevo la cabeza para sacar esos pensamientos y ponerme a barrer y sacar el polvo pata que no afecte a mi mercancía, debería de estar orgullosa de él enorme logro que cause y no estar pensando en como deshacerme de él odioso y imperfecto de Franklin.

—¿Qué crees que haces? —giro con molestia al ver a Franklin.

—Parece que tu diminuto cerebro no entiende el concepto de agarrar una escoba y arrastrarla por el pido y acumular el polvo para luego recogerlo y echarla lejos de aquí —Le sonrió mientras chista y gira los ojos ante mi sarcasmo.

—Parece que tu cerebro aún no entiende lo que significa hacerme enojar a mí —Dice agarrándome de las manos.

—¡Te pido, por favor que me sueltes ahora mismo! —le digo intentando safarme.

—¡Eres una zorra! —Casi siento sus manos en mi cara como otras veces, pero está vez no llego.

—Mi estimado amigo, no creo que levantar la mano a una Dama tan hermosa como ella sea una buena idea, ya sabe que los rumores se esparcen como gritos en la radio —escucho a alastor decir y sonrió sin pensarlo dos veces.

—Bueno... ¡Es mi mujer yo decido lo que hago o no hago con ella! —Franklin le alza la voz y este niega con el dedo y cabeza, es lindo.

—Sin ofender su minúsculo cerebro, claro. No creo que sea buena idea golpear a una Dama y más cuando alguien los puede grabar y ser vistos para toda la vida, ¿Qué pensarían las demás personas de usted, mi estimado? Lo mandarían a matar ni bien pise la calle —Alastor le da dos palmadas a su cabeza mientras hace que Franklin me suelte.

—Bueno eso no sería un problema, gracias amigo —Parpadeo, ¿Qué?

¿Alastor esta en favor de esto? Pensé que le molestaría, ah ya, no le molesta porque yo apresure las cosas, entiendo que ni siquiera me tenga como amiga en su mente y solo sea una desconocida la cual invita a comer tan rápido como a alguien desconocido, malditos hombres, tenia que ser hombre.

—Creo que no me entendió, Mi estimado. Estoy hablando de que tal vez usted se salga de aquí y no vuelva en años para dejarla en paz a mi amiga aquí presente, ¡Sería fantástico que no la molestara ni agarrara así! ¡Las damas se respetan y la señorita Rosie por más fuerte que sea no es la excepción! —Alastor me agarra de la mano y me lleva fuera de mi comercio, ¿Qué está haciendo? Tal vez y este envenenado.

—Gracias por sacarme de esa situación, estoy bien, aunque pude encargarme de ello sin problemas, Alastor —posa una mano en mis hombros y ríe.

—¡No veo tanto problema en ayudar a una amiga! De hecho ese hombre debería de aprender modales, ¿Qué sería para usted, señorita?

—Mi esposo —respondo sin importancia.

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