Capitulo uno: Únete a la Noche

18 2 0
                                    


En el gran reino central de occidente
El Reino de las Rosas, a la lejanía apartada de las murallas de la gran ciudad sureña de éste reino; llamada como jardín de la reina. En las colinas; mientras la naturaleza se sumergía en el mar de la temprana aparición de la noche, un hombre solitario, parado en la soledad observando como el naranja del atardecer; se convertía en un cielo violáceo hasta llegar al más negro y profundo color, donde las manos se perdían si no había una luz a tu alcance. Éste hombre desconocido solo y quieto, parecía que su mirada estaba inmersa en el paisaje que desprendía la gran y bella ciudad, hipnotizado en ella, aun así, el misterio y la luz de la noche no podían revelar al hombre, solo el misterio le cuidada su identidad. En un tipo de capa similar a una túnica de color marrón, le tapaba la imagen de alguien que en su sola aura se sentía la intensidad, de que él estaba por cometer algo en esa misma noche esa cobertura lo hacía ver como una bestia robusta; el misterio y la oscuridad de esa ropa le ofrecía seguridad.

 En un tipo de capa similar a una túnica de color marrón, le tapaba la imagen de alguien que en su sola aura se sentía la intensidad, de que él estaba por cometer algo en esa misma noche esa cobertura lo hacía ver como una bestia robusta; el miste...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


En ésta bella ciudad tan poblada; abarrotada de edificios de todo tipo, casas, comercios, posadas y demás. Hundido en sus pensamientos mientras observaba fijamente la ciudad. Era increíble como la noche tapa con peso la ciudad cambiándole su rostro que pareciera infinito e insondable el más mínimo rincón. De pie a lo lejos en una colina observando su belleza brillar cayendo con la pronta venida de la nocturna sombra; también sintiendo ese gran peso caer sobre su espalda, para empeorarlo; se asemeja al peso de una coraza. No importa la ansiedad, da igual la conciencia.

-Que no tiemble el pulso por favor,
dijo con firmeza-.

<<Espero no haya problemas>>, pensó.

--Si haré eso tengo que permanecer calmado -dijo con una voz suave, pero algo desconfiado preparándose para lo que le vendría-.

Tomó aire profundamente mientras se dirigía al camino.
Así bajó la colina previamente tomando aire para despejar su mente, teniendo claro cómo debía y podía entrar a la ciudad no era un problema; pero aquello que lo ataba del cuello con un nudo de nervios, era el cómo resolver “ese pedido” que le encargó su “jefe”. Se trataba de una tarea importante; era matar a un político importante del reino; Zhèng Lí; quien es un recluta nuevo de un grupo de insurgentes contra un gobierno. ¿Su primera orden? Matar a alguien importante, hacía varias noches que ese pensamiento le generaba nervios y angustia; ahí va encaminado a la entrada principal; ese no es el problema, no es entrar sino más bien como llegar a su cometido.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El último EstándarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora