CAPÍTULO 12

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Jax

Ella yace en mi cama, su cabello extendido por todas partes, luciendo como un ángel. El alivio me llenó en el momento en que llegamos a mi tierra. Sabía que en ese momento nadie la tocaría. Estaría a salvo aquí. Finalmente pude respirar un poco.

Le preparé algo de comer y nos fuimos a acostar. Noté que aún estaba un poco cansada. La siesta que tomó en el avión no fue suficiente, pero ahora tenemos todo el tiempo del mundo. Luchó por mantenerse despierta hasta que salió el sol y se moría por echar un vistazo alrededor. Cuando coloqué mi rostro entre sus muslos, hice que se desmayara después del tercer orgasmo.

Odiaba dejarla en la cama, pero quería comprobar que toda mi seguridad estaba en su lugar. Después de una ducha rápida, me deslicé en la cama y la estreché entre mis brazos. No pasó mucho tiempo hasta que estuve fuera. Solo necesito unas pocas horas de sueño, es algo en lo que me entrené para dominar.

Le acaricio el cabello, pensando en lo que le dijo a su madre. Dios, espero que realmente quiera dejar esa vida. Odio que el resto del mundo la tenga así. Soy un bastardo egoísta y la quiero para mí. Nuestros hijos. Lucho contra un gruñido satisfecho ante la idea de poner un bebé dentro de su pequeño cuerpo.

Me preocupa que pueda ser difícil para ella llevar uno. Es tan pequeña y yo soy tan jodidamente grande. Es la única vez en mi vida que estoy maldiciendo mi tamaño. Se mueve en mis brazos, y sus ojos se abren. Una sonrisa soñolienta tira de sus labios y me golpea justo en el corazón.

—Hola —susurra. Se mueve, deslizándose sobre mí. Me quejo mientras su coño se arrastra sobre mi polla. Todavía está desnuda y solo estoy en calzoncillos. Sería tan fácil deslizarlos hacia un lado y empujar dentro de ella.

—Buenos días, niña bonita. —Aparto el cabello de su rostro—. Bueno, buenas tardes.

Se impulsa y se coloca a horcajadas sobre mí, sus tetas rebotando. No puedo evitar estirar la mano y arrastrar mis dedos por sus pezones. Deja escapar un pequeño suspiro, dando un meneo.

—Quería mirar alrededor, pero tal vez... —Se humedece los labios.

—Mila —advierto. Dios, la quiero tanto, pero quería hacer nuestra primera vez especial. Estoy bastante seguro de que mi chica es virgen—. Tu primera vez debería ser... —Soy cortado cuando arrastra su coño contra mi polla, haciéndome gruñir.

—No quiero esperar más. Cualquier momento contigo será especial. —Sus manos bajan para aterrizar en mi pecho—. Hazme el amor, Jax. Hazme tuya.

—Eres mía. —Prometo, dándole la vuelta para que esté debajo de mí. La inmovilizo en la cama. — Dilo.

—Soy tuya. Lo sabes. Solo quiero sentirte en todas partes. Quiero queseas mío.

Arrastro mi nariz a lo largo de su cuello y la muerdo allí, marcando su piel. No muy fuerte, pero lo suficiente para mostrarlo. Jadea de nuevo.

—Entonces serás mi esposa.

—¡Sí! —Envuelve sus piernas alrededor de mí. Me echo hacia atrás para mirarla.

—¿Lo dices en serio? —Exhalo. Necesito asegurarme de haber escuchado bien y que me escuchó.

—¡Sí, sí, sí! —grita, con la sonrisa más grande en su rostro. Suelto las manos que tenía clavadas sobre su cabeza. Alcanzando la mesa auxiliar, abro el cajón y saco la pequeña caja. Sus ojos se agrandan cuando la abro y saco el anillo que mi abuelo me dejó.

Lo deslizo en su dedo. Es una banda, tachonada de diamantes, discreta pero hermosa. Sus ojos se llenan de lágrimas.

—Mi abuelo amaba a mi abuela más que a nada. Me dijo que todos tienen otra mitad en el mundo, y que, si tienes suerte, algún día encontrarás a esa persona. Cuando lo hagas, en el primer momento que fijes los ojos con ella, lo sabrás. —Le cuento lo que mi abuelo me contó tantas veces—. Pensé que estaba loco, pero debería haberlo sabido mejor porque ese hombre siempre tenía razón.

Niña Bonita - ARWhere stories live. Discover now