16. Sarna con gusto no pica

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Mediados de Agosto.

- Chiara, vamos a llegar tarde.

Chiara escuchó a su madre metiéndole prisa.

- Qué ya bajoo!! –le dijo en un grito-. ¿Dónde diablos la he metido?

Volvió a mirar debajo de la ropa apilada, debajo de la cama y en los cajones hasta que terminó dándose por vencida. "Mierda, tendré que improvisar con esto" se dijo cogiendo uno de los pañuelos que solía atarse a la muñeca, pues no daba con la gorra que quería llevarse ese día. Cogió la cartera con los materiales y bajó las escaleras al trote.

- Listo! Ya estoy –anunció con una sonrisa a su madre-.

- No sé por qué siempre tienes que esperar hasta el último momento, ¿es que acaso no puedes dejarlo todo listo por la noche antes de salir con los chicos? -la regañó su madre, aunque le era difícil enfadarse con ella en serio viéndola tan feliz. En realidad se sentía muy orgullosa por lo que estaba haciendo-.

- Anda mama, no me seas gruñona, que yo te quiero mucho –.

- Anda, anda... tira para el coche que sabes más..–le dijo Emma, y tanto ella como su hija se fueron riendo hasta el coche-.

....

Violeta se bajó del AVE y el bochorno que sintió nada mas pisar la calle no tuvo nada que envidiarle al que hacía en Motril. Se puso las gafas de sol, y decidió pillar un taxi. Quería pasarse por el apartamento a dejar el equipaje antes de presentarse en el bar. La llamada de su jefa casi había sido un regalo del cielo, pues con la excusa de que iban a contratarla para cantar algunas noches había podido escaparse de la presión casi asfixiante que ejercían no sólo sus padres, sino el ambiente social en el que se movían, sobre todo en aquellos actos vacacionales donde la hipocresía y las apariencias era lo que reinaba. Con mejor ánimo tras recordar de lo que se había librado, se subió al primer taxi que pilló libre y ya no pudo borrar la sonrisa de su cara en todo el viaje.

Eran cerca de las diez y media cuando Violeta llegó al bar. Noemi, su jefa, fue a saludarla.

- Violeta.... –la saludó dándole un abrazo-. Te estaba esperando, pero que guapa estás. Se nota que te sientan bien las vacaciones, espero que a mí me den el mismo resultado...

- Noe!. Me alegro de verte –le correspondió, y su sentimiento era sincero, pues admiraba a aquella mujer-. Tú también estás guapísima pese a tu "no descanso".

- Gracias, cariño. Anda vamos a mi despacho, que ya me ha llegado tu contrato. Como te dije en principio sera una noche a la semana, y según vayan las cosas vamos viendo.

- Tranquila, me halaga el mero hecho de que cuentes conmigo para esto. Me gusta estar aquí y así puedo aprender de ti en el camino –le dijo Violeta- Además, me has librado de un tedioso fin de verano con mis padres. Ni te imaginas lo insufribles que pueden llegar a ser, aun insisten en buscarme novio.

- Jajajaja... bueno, eso si que me hubiera gustado verlo –se rió por aquello, pues tras varios años de contar con ella conocía bastante bien la historia de Violeta, incluidas su orientación sexual. Entre las dos había un gran compromiso y bastante confianza-. Bueno, aquí disfrutarás un poco más de las "vistas" supongo –le insinuó con intención y Violeta levantó una ceja interrogativa-. Jajajaja... Espera a ver a nuestro último fichaje, esa chica es encantadora, además de fantástica con los clientes, pero ni se te ocurra buscarle las cosquillas que es la hija de Emma.

- ¿De Emma? ¿La cocinera? –le preguntó Violeta con una sonrisa-.

- La misma –se lo verificó Noemi-.

That was then... // KiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora