━ 𝐕𝐈𝐈𝐈: ''𝐃𝐚𝐧𝐳𝐚 𝐜𝐨𝐧 𝐞𝐥 𝐃𝐢𝐚𝐛𝐥𝐨.'' 𝐈/𝐈𝐈

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Sus enormes ojos color miel se abrieron lentamente en cuanto oyó a su madre adentrarse a la habitación, cerrando la puerta con su cadera debido a que, en sus manos, cargaba una bandeja de plata, la cual tenía un desayuno impecable: chocolate calie...

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Sus enormes ojos color miel se abrieron lentamente en cuanto oyó a su madre adentrarse a la habitación, cerrando la puerta con su cadera debido a que, en sus manos, cargaba una bandeja de plata, la cual tenía un desayuno impecable: chocolate caliente en una mediana taza azul opaco, y unas galletas horneadas por ella misma en un pequeño platito floreado de porcelana. A un lado, una nota en la cual le deseaba un gran día, y todas las bendiciones del mundo. Abril no tendría ni siquiera una porque, ¡ey! ¡Estaba enamorada del Diablo!

Volvió a cerrar sus ojos, sin querer que su madre notase que estaba despierta, oyendo como ésta dejaba la bandeja sobre su mesa de noche antes de acariciarle el cabello.

— Abi. — Llamó a su hija, la cual cubrió su cabeza con las cobijas. — El desayuno, mi amor. —

Adriana era, simplemente, la mejor madre del universo.

— En un minuto... —

La mujer suspiró, regañándola en un suave tono de voz al saber que no iba a despertar inmediatamente. Con una advertencia, salió de la habitación, cerrando la puerta detrás de sí y subiendo los escalones. Abril apartó las mantas de su rostro, refregando sus ojos con sus puños. Sintió el peso de un cuerpo a su lado, y emoción en su estómago.

— ¿Miren quién despertó? — No pudo evitar sonreír un poco ante el suave tono de voz de Samantha, cerrando sus ojos con fuerza mientras se estiraba antes de sentarse con lentitud.

Liberó su cuerpo de las mantas que llevaba encima, intentando acomodar su despeinado cabello, pero no había remedio. De todas formas, la mujer ya la había visto varias veces de aquella manera.

— Ya vuelvo. — Murmuró, bostezando y poniéndose de pie, corriendo en calcetines hacia el baño. ¡Tenía que higienizarse!

Minutos después, regresó a la habitación, aliviada de que su aliento oliese a menta. Samantha continuaba en aquel mismo sitio, con su mirada sobre la mundana, la cual volvió a sentarse en la cama. Tomó la bandeja, apoyándola sobre su regazo antes de tomar con cuidado su taza de chocolate caliente, soplando suavemente el contenido.

Aceptó la galletita que Samantha le tendió, agradeciéndole en un susurro y mojando el alimento en el líquido.

— ¿Quieres? — Preguntó, notando de reojo cómo la mujer negaba mientras ella masticaba el exquisito sabor de ambas delicias mezcladas.

— He estado merodeando por tu casa. — Ante aquel comentario, Abril casi escupe la comida, dejando la taza nuevamente sobre la bandeja antes de tragar con fuerza, intentando calmar los acelerados latidos de su corazón y con sus ojos abiertos de par en par. — Tranquila, niña. No hice nada que hiciese obvia mi presencia. — La mundana suspiró, aliviada. — Solo giré algunos crucifijos...y asusté a tu padre. Eso fue todo. —

— Oh, bueno... — No se quejó.

Por algún motivo, comenzaba a agradarle que Samantha hiciese notable su presencia. ¿Acaso era el poder y protección que sentía cuando ella estaba a su alrededor? ¿Estas dos emociones comenzaban a apoderarse de ella?

¡! 𝐑𝐈𝐕𝐀𝐑𝐈 ─ ❛ 𝐃𝐀𝐍𝐂𝐈𝐍𝐆 𝐖𝐈𝐓𝐇 𝐓𝐇𝐄 𝐃𝐄𝐕𝐈𝐋. ❜ ˹ 𝐆!𝐏 ˺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora