Strange

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Después de la guerra no existen ganadores o perdedores simplemente sobrevivientes, no importa de qué lado hayas peleado la sangre derramada, los horrores vistos dejan cicatrices no solo sobre la piel sino también en la mente y alma de los participantes. La nueva directora del Colegio, Minerva Mcgonagall, tenía en claro que todos los alumnos del último año eran quienes más poseen de heridas sin sanar, ciclos sin cerrar por ello podría mayor énfasis en su desarrollo y porque sus despedida del colegio fuera diferente.

—No entiendo de qué va esta nueva materia llamada "Relaciones sociales". —Agregó el profesor Snape colocando un pergamino sobre el escritorio de la nueva directora. Había ingresado abruptamente a la oficina después de que le dieran el pase.

La mujer levantó la mirada para enfocar sus gatunos ojos en el hombre delante de ella, sabía que era el único profesor en cuestionar la creación de esa nueva materia.

—¡Qué sentido tiene imponer esta materia? el resumen introductorio no explica nada.—Argumentó nuevamente intrigado por esa idea tan radical. —¿Quien es Queenie Scamander? ¿Qué tipo de credenciales tiene para dar clases en este instituto?

—¡Hola! esa soy yo.— Una cantarina voz se escuchó a las espaldas del hombre quien volvió la vista para encontrarse una mujer de cabellos rojizos claros cortos, sonrisa perlada y ojos color azul claro.

Aquella bruja usaba un vestido tipo camisero de mezclilla que llegaba por encima de las rodillas, en su regazo descansaba un sombrero panamá blanco. La bruja saltó de su sitio para ponerse de pie.

-—Fui profesora en la universidad mágica de New York, he escrito un par de libros relacionados a la psicología muggle y como esta puede ayudar a los magos.— La mujer le regaló una encantadora sonrisa al hombre, quien por primera vez se quedo sin palabras.— Un placer conocerlo profesor Snape.

La mujer estiró la mano emocionada por conocer a uno de los profesores más respetados y temidos, Severus analizó aquella mano la cual terminó estrechando por presión social, no quería parecer un grosero cuando su piel entró en contacto se sintió un poco incómodo debido a que esa piel eran tan suave y pues él no poseía manos agradables al tacto.

—La materia tratará de ayudar a esos alumnos que después de las guerra no han encontrado la manera de superarla, quedaron muchas cicatrices no físicas y el negarlas no son la mejor medicina para curarlas.— La voz de aquella mujer era chillona y molesta para el gusto del profesor.— Son solo niños que perdieron su identidad de una u otra manera, es momento de que ellos limen asperezas que sus padres quizá no pudieron o puedan.

Snape llevó los ojos a la directora, él mismo había sido mediador de una pelea entre los alumnos de último año, algunas serpientes regresaron forzadas por sus padres, no querían estar en ese sitio, continuaban con el orgullo hinchando sus pechos y reacios admitir que una nueva era ingresaba, acusados y obligados a cargar pecados de su padres. Alumnos molestos atacaban a aquellos que no ayudaron, aquellos que fueron enemigos, era un caos, con sentimientos a flor de piel.

—Tú más que nadie sabe que no todos los enemigos son villanos, ni todos los héroes son felices, no hay ganadores o perdedores simplemente sobrevivientes.—Habló con calma la directora poniéndose de pie.—Necesito que trabajes hombro con hombro con la profesora Scamander, y ayudes a estos niños a tener fe para curar sus heridas

La mujer de cabellos rojizos claros le lanzó un guiño al hombre de negro. Era la clara imagen de su tía con la que compartía nombre, aquella bruja que escapó con un muggle en una epoca donde su amor era ilegal. Era más que obvio que las personalidades de ambos personajes contrarrestaban, pero ellos también serían el claro ejemplo que entre las puntos extremos hay pequeños cosas en común.

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