010 - Pretty When You Cry

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Despertaron juntas como todas las noches anteriores, esta vez con solo sábanas blancas cubriendo sus cuerpos desnudos mientras se abrazaban y acariciaban con cariño mientras los rayos del sol se infiltraban por la ventana poco a poco.

Las uñas largas color rojo escarlata de Elizabeth se enredaban en el cabello rubio brillante de Taylor, mientras ella hacía pequeños círculos con sus delicados dedos en el pecho de Lana. Ambas sonreían y se veían de vez en cuando asegurándose de que todo estuviese bien.

Era su última mañana en Nueva York despertando así, y quizás la última en un par de semanas mientras encontraban la manera de escabullirse en Los Ángeles y verse sin que nadie las descubriera.

En ese momento no habían palabras, solo se sentían la una a la otra, sentían cada latido suave, cada pequeño suspiro de cansancio, cada parte de sus cuerpos ahora unidos por algo más que solo el afecto que se tenían, cada instante que pasaban juntas en ese momento, que para ellas se convertiría en lo más valioso.

—No quiero que se acabe—Dijo la castaña con algo de tristeza—Quisiera poder estar así contigo para siempre.

La rubia le dió un tierno beso mientras sonreía—Pronto, bonita. Tienes que ser paciente, pero sé que pronto despertaremos así todos los días.

Volvieron a darse un dulce beso, sintiendo la suavidad de sus labios cálidos y el sabor tan increíble de estos, era como el paraíso en la tierra en frente de ellas. Esos besos tan llenos de sentimientos que solo las unían más y más, sus besos eran como un lenguaje secreto en el que se podían decir te amo sin pronunciar ni una palabra.

Pasaron la mayor parte de la mañana envueltas entre caricias suaves y besos húmedos, sus risas parecían notas de un piano mientras hablaban de todo y nada, solo disfrutando la compañía de la otra.

—Tay, se nos hará tarde—Dijo la castaña entre risas—Iré a darme un baño ¿Está bien?

La rubia se sentó en la cama cubriendo su pecho con la sábana—Está bien—Lana se acercó para darle un pequeño beso antes de irse.

Lo primero que Elizabeth notó en su cuerpo eran las marcas color rojo por doquier, pensaba en lo difícil que serían de ocultar y le hacían recordar lo mucho que disfrutaron la noche anterior.

Liz terminó su baño luego de un rato, se puso una de las batas del hotel y salió a ver a su rubia, que aún seguía en la cama esperándola.

—¿Cómo es que todo te queda tan bien?Dijo mientras veía lo hermosa que se veía Elizabeth—Eres perfecta.

Lana terminó sonrojándose como siempre que oía las palabras dulces de Taylor, ella la hacía sentir como su mundo entero y como la chica más afortunada.

—Ahora es tu turno, Tay—Le dió otro de sus pequeños delicados besos—Espero que tú si puedas quitarte estas—Rió mientras veía las marcas que dejó en el cuerpo de la rubia.

Taylor sonrió pícaramente y fue al baño, aún tenían cosas por hacer y tenían que aprovechar el tiempo, se dió una ducha rápida y fue a mirarse al espejo. Mientras arreglaba su cabello y terminaba de vestirse notó con claridad las marcas que la castaña había dejado en su cuello y pecho, rió un poco y siguió con lo que estaba haciendo, hasta que su teléfono sonó.

Al prestarle atención quedó sin palabras, sintió todo su cuerpo tensarse, un vacío desagradable en el estómago y sus manos temblaban un poco, no podía creerlo ¿Cómo había pasado eso?

—¡Lana!—Salió corriendo por ella—Tenemos un problema, uno grande.

Elizabeth la vió extrañada por su actitud, no veía qué habían hecho que las podía meter "en problemas". Hasta que vió las fotos que le mostró Taylor.

𝐅𝐋𝐈𝐏𝐒𝐈𝐃𝐄 - Taylana Where stories live. Discover now