-˗ˏˋ Capítulo 37 ˎˊ˗

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Escuché el ruido molesto de mi celular y gruñí estirando la mano para atraparlo, abrí un solo ojo para ver quién llamaba y al ver el número de Lisa alce la cabeza

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Escuché el ruido molesto de mi celular y gruñí estirando la mano para atraparlo, abrí un solo ojo para ver quién llamaba y al ver el número de Lisa alce la cabeza. Descolgué la llamada y lo llevé a mi oído.

—¿Lalisa?

—Bueno, hola, no soy Lalisa, soy la muchacha del Bar. Lamento interrumpir a esta hora, pero supuse que tú eras Jennie, por lo que ella me dijo —me comentó la chica a través de la línea.

—Sí, esa soy —bostecé—. ¿Qué pasó?, ¿le ocurre algo?

Está que no puede ni caminar, estoy fuera del hotel, no sé si puedas bajar a recibirla.

—Deme un segundo. Espere, por favor.

Colgué la llamada y refunfuñando me paré de mi cómoda cama. Solo pasaba esto con Lisa, y lo peor es que Rosé no estaba aquí, ella sí sería capaz de recibirla sin rechistar. En cambio, yo era solo una simple humana que quería un día sin la mención del nombre de Lisa. Me amarré el cabello y me puse mis sandalias.

Arrastrando mis pies salí de la habitación, estaba hecha polvo y solo deseaba dormir, pero por lo visto eso en Francia es imposible, porque es la ciudad donde no se duerme debido a que Lisa solo causa desastres.

La incomodidad me llevó a sentirme enojada, por esa razón cuando llegué abajo, la chica me hizo señas para que la ayudara a sacar a Lisa del carro.

—Lo siento —musité—. Esto es un desastre.

—Lo siento por ti, no ha parado de mencionarte. Ayúdame.

La ayudé a sacar a Lisa del coche y como la rodeé para que no se cayera. Lisa murmuraba cosas ininteligibles, e incluso, hizo el intento de caerse dos veces si no es porque tengo cuidado.

—Mi nombre es Jeon Somi, soy la dueña del Bar, permití que bebiera tanto porque al final del día me iba a encargar de ella, pero hasta aquí te la dejo, no es a mí a quien necesita —se cruzó de brazos.

—Muchas gracias. Si te debe algo...

—No, tranquila, no me debe nada. Todo corrió por mi cuenta, más bien se desahogó, lo necesitaba —Somi arrugó su ceño—. No miente, eres muy linda, Jennie. Te la dejo, nos veremos después.

—Sí, eso creo.

Con la ayuda de los de seguridad del hotel cargamos a Lisa hasta su habitación, al llegar les agradecí y les di una propina. Ellos al marcharse me llevé la mano a la cara y solté un resoplido. Había cosas malas, pero una de las peores era ver a Lisa de esa forma. Me preguntaba si siempre fue así, si en el tiempo que no nos vimos actuó de esa forma.

Seguro era diferente, tal vez yo soy la causa de que su vida en estos momentos no sea lo esperado. Le traigo mortificaciones, a pesar de pasar la noche con ella, cuando al despertar no la vi, eso provocó una falta, un vacío inmenso en mi pecho. Lo extraño, se sentía caliente el espacio, como si la cama también la echara de menos.

Cruce De Caminos. (Jenlisa)Where stories live. Discover now