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Después de semanas de confusión y asombro, la verdad sobre su origen finalmente había salido a la luz. Stiles estaba sentado en su habitación, contemplando el mar embravecido desde su ventana, cuando un golpe en la puerta lo sacó de sus pensamientos. Al abrir, se encontró frente a frente con un hombre de presencia imponente, cuyos ojos reflejaban la profundidad del océano.
Poseidon: Stiles dijo — el hombre con una voz que resonaba como las olas —soy Poseidón, tu padre.
El corazón de Stiles latía con fuerza, sus pensamientos una tormenta tan feroz como la que rugía afuera.
Stiles: ¿Por qué estás aquí?— preguntó, aunque en el fondo, ya conocía la respuesta.
Poseidon:Ha llegado el momento de que abraces tu herencia — explicó Poseidón —Debes ir al Campamento Mestizo, donde podrás entrenar y aprender a controlar tus habilidades y poderes. Eres mi hijo, y con eso vienen grandes responsabilidades.
Stiles asintió, sabiendo que este era el comienzo de algo más grande que él.
Stiles:¿Y qué pasará con mi vida aquí? ¿Con mis amigos?
Poseidon:Ellos pueden ser parte de tu viaje, pero debes estar preparado para caminar un sendero que solo tú puedes recorrer. El Campamento Mestizo es un lugar seguro para ti, un lugar donde puedes crecer sin temor a los peligros que ahora te acechan.
Con una mezcla de nerviosismo y emoción, Stiles empacó sus cosas, dejando atrás la única vida que había conocido. Al llegar al campamento, fue recibido por semidioses como él, cada uno con su propia historia y habilidades únicas. Bajo la tutela de Quirón, el centauro sabio y director del campamento, Stiles comenzó su entrenamiento, aprendiendo a dominar el agua, a comunicarse con las criaturas marinas y a entender la fuerza de su linaje.
Con cada día que pasaba, Stiles se hacía más fuerte, más seguro de sí mismo. Y aunque el camino era difícil y lleno de desafíos, sabía que estaba exactamente donde debía estar: en el cruce entre dos mundos, listo para defenderlos a ambos.
