- PRÓLOGO -

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¡BAM! ¡CRASH!

El enorme mazo de un golpe, provoco un gran hueco en la pared del enorme muro. Esa noche, el cielo estaba despejado, el pueblo de Portorroso estaba descansando bajo las estrellas, tranquilos y seguros gracias a ese enorme muro que rodeaba a todo ese pueblo, y evitaba que nadie llegara al mar.

El muro solo tenía una enorme puerta de madera en frente de la aldea, solamente para los cazadores y pescadores expertos. Tan grande y vigilado por sus guardias, nadie podría entrar al océano, para así estar a salvo. Pero había una parte del muro que no estaba vigilado.

Esto lo supieron dos pescadores que fueron a esa parte, que estaba oculta por varias rocas costeras de tamaño mediano. Y con un gran mazo, rompieron la parte del muro e hicieron una grieta donde podrían entrar y salir. La grieta abrió paso a una pequeña playa donde habían construido un pequeño barco para pescar sin que nadie se diera cuenta. Ya terminado después de unos días, fueron a navegar una noche para ir de pesca al mar, hacia la zona donde los cazadores iban.

- No estoy seguro de esto, está prohibido salir del muro sin permiso. Y más pescando cerca de la isla -Dijo uno de los pescadores preocupado.

-Te preocupas demasiado -Respondió el otro pescador.

-¿Y si las historias que cuentan los cazadores son ciertas? -Apunto el joven adulto a un mapa que apuntaba al pueblo y la isla donde iban: Isola Del Mare.

-¡Hay, por favor! ¿En serio crees en los monstruos marinos? - Exclamo el viejo pescador.

-Hay cosas que se han visto en estas aguas...

-Esos son solo cuentos, inventos para que nosotros los buenos pescadores nos alejemos de una gran zona de pesca.

-¡Pero Tomaso-!

El viejo pescador interrumpió al otro hombre. -Estaremos bien. Non preocupare ti, Giacomo... - Estaba más seguro y tranquilo que su otro compañero, no creía obviamente en esas supuestas mentiras. Procedió entonces a poner un poco de música en su gramófono mientras trabajaban.

Su barco lentamente navego y finalmente freno sobre la zona de pesca que tanto decían, casi al lado de aquella pequeña isla. Ahí ambos pescadores se pusieron a prepararse para pescar. La marea estaba perfectamente tranquila para pescar... pero justo debajo, en el fondo del mar donde estaban encima, una aleta sombría se movía entre los corales, asechando el navío.

La extraña criatura se movía en el agua en la oscuridad del agua, acercándose
sigilosamente hacia el barco.

Oh, no fue para matar a los pescadores. Mientras estos hacían su trabajo, la mano escamosa de la criatura aprovecho para robar sus cosas. Una carta, un vaso de vidrio, un reloj despertador...

Pero cuando uno de los hombres estaba trabajando, logro ver la sombra de la criatura y sus luminosos ojos color verde.

- ¡Ahhhhh! ¡¿qué es esa cosa?!- El joven hombre grito del susto, llamando la atención del otro pescador. El grito hizo que la pequeña criatura se detuviera.

-¡Per mille sardine! -El anciano vio a la criatura y también exclamo. La figura reacciono y se sumergió en el agua para luego nadar rápidamente. Pero no vio delante suyo la red de pesca de los pescadores en el agua y quedo atrapado, empezó a quejarse y a gruñir tratando de liberarse.

-¡Tira! ¡Tira! -Los pescadores empezaron a jalar la red de pesca para atrapar al monstruo. El bote se empezaba a inclinarse hacia un lado mientras seguían empujando y jalando.

Desesperado por escapar, el monstruo marino invierte su dirección... y salta a la superficie. Se arqueo sobre los pescadores dejándolos sorprendidos y estos se tropiezan hacia atrás, tirándolo su gramófono al agua. El monstruo marino se sumergió en el agua. El joven pescador impactado, agarro y lanzo rápidamente su arpón al agua intentando matar a la criatura. Pero fallo. Ya se había ido.

-Mejor hay que irnos. ¡No vaya a volver por nosotros! -Tomaso exclamo nervioso.

-¡Te dije que eran reales! - Afirmo el otro pescador. Y así dirigieron su bote de vuelta hacia el pueblo, mientras seguían asustados y murmurando sobre el aterrador monstruo marino que vieron. Esperando no volverlo a ver.

Y por esta razón, ninguna persona de Portorroso se atrevía a ir al mar. Por eso solo los cazadores y fuertes pescadores solamente salían. Por eso construyeron hace mucho la enorme muralla. El mar en que habitaban cerca, estaba habitado por otras criaturas del mar. Tenían miedo. Miedo de que esos monstruos marinos los ataquen. Esta y siempre estaría prohibido salir del océano y quedarse dentro donde estarían a salvo. Para siempre.

Nadie en el pueblo saldría afuera del muro jamás.

Nadie jamás entrará al mar de escamas...

Nadie jamás entrará al mar de escamas

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⏰ Última actualización: Mar 25 ⏰

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