Peligro

XXV

Oh... El silencio.

El silencio puede ser tan agradable en ciertos momentos, es tan relajante y es en donde te puedes dejar envolver en ese abrumador silencio para suspirar y sentirte vivo, tan vivo.

Sin embargo, ese no era el silencio en el que estaba.
Se sentía en un silencio tan desesperante, tan ansioso y angustioso.

- Loki, tienes que comer. -

Escucho la voz de Thor a lo lejos. Bueno, por lo menos ese silencio que lo atormentaba de iría por unos minutos.

Levantó una de sus manos con mucho esfuerzo. Dolía... Le dolía todo su cuerpo.

Aún recuerda el dolor y frustración de los golpes que le dieron los amigos bárbaros de Thor. Su cuerpo estaba cubierto de moretones y uno que otra herida por el último intento de escapar.

Ja... ¿Escapar?
¿Porque estaba escapando? Ya ni recordaba el motivo... Pero sentía que era importante.

- Loki -

Volvió a escuchar. Ignoro aquella voz y comió con ansias aquella espesa sopa salada, ignoro la irritación en su garganta y comió de aquel viejo y duro pan.

- Perdón por no ofrecerte los mejores platillos, pero debo recordarte que estás encarcelado...

Nuevamente lo ignoro. Lo hizo junto el horrible asco que sentía, las náuseas habían empezado hace poco y todo lo que oliera o comiese le provocaba asco y vómitos.
Sin embargo, comió hasta saciar su hambre y dejo el plato aun lado.
Cuando se sintió solo, volteo al lugar donde debería estar el rubio, pero este ya se había ido.

- Mmhp... - suspiro con cansancio y se dejó llevar por sus pensamientos.

Solo... Se sentía solo.

- Bruce... - susurro levemente y llevando sus manos hacia su estómago. Oh... Ya recordaba la razón por la cual quería escapar... - Bruce... - volvió a repetir el nombre del mortal - Bruce... - otra vez - Bruce... - repitió sintiendo sus ojos picar.

El silencio, la soledad y ese horrible sentimiento de tristeza y abandono lo apoderó de pies a cabeza.
Lo extrañaba... Oh, su quería y torpe mortal...

- Te amo...

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Oh, el silencio.
Como odiaba ese silencio de parte de Loki.

Lo miro con enojo y frustración. ¿Cuando volvería ese juguetón y burlón hermano suyo?

Odiaba ese prisionero silencioso e ido que era ahora.
Ni cuando lo habían encerrado anteriormente se había vuelto así. Y ahora, solo por Banner se había vuelto así.

- Vigilenlo - ordenó a los guardas que custodiaban las puertas de las celdas y camino con pasos fuertes y pedazos.

En el pasillo, a lo cerca pudo visualizar a su bella madre pelear con otros soldados.

- ¿Qué está pasando? - pregunto con enojo en su voz y mirando aquellos hombres e ignorando a su madre.

- Señor, la reina Frigga nuevamente intenta pasar a la sala de celdas. Ya se le explicó que tiene estrictamente prohibido el paso pero...

- Tengo el derecho de entrar Thor - bramo la reina - Soy la reina de Asgard, esposa de Odín, padre de todo y ningún soldado ni hijo, puede prohibirme a entrar a los pasillos de los prisioneros.

Thor observo a su madre con aburrimiento. La misma pelea de todos los días.

- Escolten a la reina a sus aposentos. - ordenó mientras que pasaba sobre la reina y los guardias.
Sin embargo, la voz de su madre interrumpió sus pasos.