Albertito Camus.

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- ¡¿Qué hacemos si no nos ama en realidad?!

- ¿A nosotros?

- A nosotros.

- ¿Pero quién? ¿Qué problema traés ahora?

- ELLA ¿Mirá si tengo la botellita guardada con esperanza líquida al reverendo pepe? Capaz no me ama, ni lo va a hacer nunca. ¿Qué hacemos si pasa eso?

-No te va a pasar nada, no seas tonto.

-Pero...

-Bastate de vos mismo, del amor de tus congéneres, de aquellos que te conocen y se dan ese tiempo.

-Pero yo la quiero a ella...

-No se que decirte entonces. Vos sabés que yo te doy explicaciones y soluciones, ahora te toca tomarlas o dejarlas.

-Es que no se, creo que no entiendo del todo lo que me decís tampoco.

- No se mucho de Albert Camus.

-¿?

-Pero tiene una linda frase, hermosa.

-...

- "No ser amado es una simple desventura. La verdadera desgracia es no saber amar."

-Sigo igual che.

- Uyyyy... a ver, ¿La amas?

-No la conozco lo suficiente.

-O no te animás a amarle.

-Bueno, SUPONGAMOS, que lo hago, la amo. ¿Qué me cambia?

-Lo cambia todo, porque si sabes amarla, entonces no te va a afectar que te ame o no.

-Mmm.

-Amarle es amarle tal y como es, aceptando que es una persona completa e independiente, aceptando sus virtudes y defectos, aceptando su decisión. Hay un proverbio, no recuerdo si chino, esos requete sabios... el punto es que con eso seguro entendés.

- ¿A ver?

- No, no era un proverbio, es una historia (aunque no estoy muy enterado sobre en que se diferencian). Dice así:

Había una vez un maestro sabio que vivía en una pequeña aldea. Un día, su joven discípulo se acercó a él con una pregunta profunda:

"Maestro, ¿cómo puedo saber si realmente amo algo o simplemente lo deseo?"

El maestro sonrió y le respondió: "Ven, caminemos juntos por el jardín".

Se dirigieron al jardín del monasterio, donde florecían hermosas flores de todos los colores. El maestro se detuvo frente a una flor de loto y le dijo al discípulo:

"Observa esta flor de loto. ¿Qué ves?"

El discípulo miró la flor y respondió: "Es hermosa, maestro. Sus pétalos son delicados y perfectos".

El maestro asintió y continuó: "Esta flor de loto representa el amor verdadero. Si amas algo, debes cuidarlo como esta flor. Riega sus raíces, protégela de las inclemencias del tiempo y obsérvala crecer. El amor es paciente y constante, como el proceso de una flor que florece lentamente".

Luego, el maestro se acercó a una rosa roja y la cortó con cuidado. Sosteniendo la rosa en su mano, le dijo al discípulo:

"Ahora mira esta rosa. ¿Qué ves?"

El discípulo observó la rosa y respondió: "Es hermosa también, pero está separada de la planta. ¿Por qué la cortaste, maestro?"

El maestro sonrió y explicó: "Esta rosa representa el deseo. Cuando deseamos algo, lo tomamos para nosotros mismos. Pero el deseo es efímero, como esta rosa que pronto se marchitará. No podemos poseer algo sin cambiarlo o dañarlo".

El discípulo reflexionó sobre las palabras del maestro y preguntó: "¿Entonces, cómo sabré si amo o deseo algo?"

El maestro respondió: "El amor verdadero es desinteresado. Si amas a alguien o algo, estarás dispuesto a cuidarlo, nutrirlo y verlo crecer, incluso si eso significa dejarlo libre. Pero si solo lo deseas, lo tomarás para ti mismo sin pensar en las consecuencias".

-Si que es útil que leamos...

-Lo es, gracias a ello puedo recordar estas historias cargadas de sabiduría y así hacernos sufrir un poco menos.

-Bueno... de todas formas no es tan fácil cambiar la forma de pensar, se como debo pensar pero no como llegar a ese ideal.

-No te preocupes, nos iremos armando compañero, ¿No recordás lo que me charlaste la otra vez? Con el tiempo nos iremos puliendo... bueno, dependiendo lo que hagamos con ese tiempo, pero si, lo lograremos.

- ¿A qué te referís con lo del tiempo?

-Esa es una charla para otra cuento-diálogo-historia.

- ¿Seguís sin saber cómo definir a lo que escribimos?

-No nos desviemos del tema. El punto es que aprenderemos a amar, al menos mejor que ahora, confia en mí.

-Gracias Albertito Camus.

-No le digas así, es muy incómodo. Y dame las gracias a mí.

-A nosotros...

-A nosotros.

-Gracias nosotros.

-Eso suena tonto.

-Chau.

-Pará.

-¿?

-Deja la botellita un rato quieta, no seas impaciente y acordate, debes saber amar, o intentarlo con todas tus fuerzas.

-Uy, bueno... haceme acordar lo de Camus si ves que estoy diciendo algo tonto.

-Chau loto.

-Jaja, chau loto.

Loto y rosas maestro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora