𝐗𝐗

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𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐗

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𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐗

El anillo

- War Of Hearts.

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Estaba de pie, justo frente al sillón. Benedict sostenía un ramo de tulipanes rojos en su mano derecha.
Con su nariz vendada, y su mirada..., por Dios, su mirada transmitía mil cosas a la vez. Esperanza, preocupación, sorpresa, nervios, anhelo, amor, sobre todo, amor. Anna de verdad quería creer que lo era, que sí era amor, pero a la vez la detenían muchas cosas.
Verlo morir antes que ella, era una de esas cosas.
Por otro lado, Benedict empezó a impacientarse en cuanto vio la expresión nula en el rostro de Anna.
Seguía enojada con él, Benedict lo sabía, quizás si había sido una tontería visitarla.

—Con permiso —. Musitó Reynolds y cerró las puertas detrás de él, dejándolos solos. Bueno, ciertamente ya no necesitaban de un chaperón.

Ambos guardaron silencio, estaban tan nerviosos como para hablar, y uno de los dos pensaba que el otro estaba enojado, mientras que ese otro, tenía miedo de perderlo.
Era una mezcla de sentimientos que sin duda desesperarían a cualquiera.
Pero ahí estaban, de pie, sin decir nada o arreglar algo.
Eran un par de tontos, lo sabían a la perfección.
Y a pesar de todo su miedo, Anna fue la primera que decidió hablar.

—¿Son para mí? —. Anna señaló los tulipanes. Benedict se espabiló.

—A-ah. Sí, sí lo son —. Asintió, acercándose a ella para dárselos. Se sentía intimidado.

Anna tomó el ramo entre sus manos, deleitándose con el bello aroma de las flores, combinado con el suave aroma a lavanda que desprendía Benedict.
Ambos olores confundieron a su nariz, pero aún así, disfrutó de ambos con disimulo.
Benedict vestía de negro, justo como ella, y como la mitad de la población por el anuncio de la muerte del rey.

—Son hermosos, Benedict —. Pronunció ella, aún oliendo las flores. Él sonrió. —No es común que me visites. ¿A qué viniste? —. El tono de Anna le resultó desolador a él.

—Bueno... yo... —. Hizo una pausa, no sabía como decirle.

No sabía como decirle que no sólo había venido a entregarle unas flores, sino que antes de comprarlas, se pasó por una joyería... y le compró un anillo de compromiso.
Nunca tuvieron la oportunidad de comprometerse como una pareja normal. Se adelantaron a todo, y el fallecimiento del rey tampoco ayudó mucho.
Aunque Benedict sabía que un anillo no le compensaría su falta, y mucho menos haría que ella dejara de estar molesta con él, al menos sentiría que este compromiso era en serio.
Fuera de los contratos prenupciales, las cláusulas y todo eso.

—¿No te sientes bien? —. Anna inclinó la cabeza. De la manera que hacía suspirar a Benedict por su candor.

—¿Sentirme bien? —. Anna asintió al oírlo.

𝐖𝐚𝐫 𝐎𝐟 𝐇𝐞𝐚𝐫𝐭𝐬 • 𝗕𝗿𝗶𝗱𝗴𝗲𝗿𝘁𝗼𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora