''Perdón por haber sido un idealista enamorado''
Satoru niega de la forma más cruel posible a su destinado, Itadori Yuuji, trayendo consecuencias que afectaran a más de uno de diferentes maneras.
*Historia Corta*
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-- Yuta...
-- Lo se Rika - chan.
Lo había logrado atrapar antes de que chocar contra alguna de las edificaciones, pero la fuerza del golpe que le mando Gojo fue suficiente para que escupiera un poco de sangre.
-- ¿Todavía sigues vivo? -- le hablaba con tanta altanería que le molestaba.
Ambos eran hechiceros de clase especial, pero, aun así, la presión que generaba esos ojos sobre él y Rika era ridículo, tener que mantenerse alejado y alerta de algún Azul o Rojo.
Y eso que se alegraba de que al ser de casi la misma, el albino aún no había perfeccionado sus ataques, por lo que aún tenía aberturas.
-- Rika - chan, esto es por Yuuji, debemos protegerlo -- le dice a su Shikigami.
-- ¿Es muy malo? Entonces Rika también lo odia.
Odiar... no cree que eso sea lo que sienta con respecto a Gojo Satoru, pero sabía que amaba a Itadori Yuuji, por lo que debía protegerlo y esa persona con su mirada digna de un psicópata era lo primero que quiere alejar del chico.
-- ¿No estas cansando? -- se vuelve a burlar la promesa del Clan Gojo.
-- Todavía estoy empezando -- le contesta con una mirada seria, no se permitía bajar en ningún momento la guardia -- ¿Está bien sus reservas de energía? Desde aquí lo veo sudar.
Bingo, aún tenía eso a su favor, pudo ver antes de la pelea las ojeras de Gojo, no había dormido en un tiempo y eso significaba que su técnica tampoco pudo descansar.
A diferencia suya que su reserva estaba casi intacta, además que él posee más energía maldita.
-- Puedo hacerlo...
Ambos ataques de energía comenzaron a formarse en los dedos de ambos hechiceros, incluso si estabas lejos podías sentir el poder destructivo que se formaría si ambas energías llegaban a chocar.
Y estuvo a punto, fue un momento de tensión tan grande, que casi se logra ver en cámara lenta, Zeus desde su trono acerco su rostro hacia el casi impacto de ataques, esperando un gran desastre, pero algo blanco paso entre ambos, destruyéndolos antes de que pudieran chocar.
-- ¡Maldita sea! -- grita molesto -- ¡Estaba por explotar!
-- ¿Qué estaba por explotar? -- Hera se acercó a paso lento hacia su marido.
-- ¡Los ataques de esos humanos, pero algo se interpuso! -- se puso unos lentes de opera para ver -- ¡¿Quién fue?! ¡Le lanzare un rayo!
Quien había detenido el ataque era un shikigami de estructura delgada, una figura que Yuta reconoció con facilidad.
