Bruna Vilamala🍻

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Yo solía ser una persona que le gustaba seguir una rutina, aunque algún día no estaba mal saltársela, pero eso casi nunca pasaba. Era una persona a la que le costaba bastante sociabilizar, así que no tenia muchos amigos con los que salir. Además que odiaba ir a discotecas y lugares así. Me gustaba ir más a una cafetería o un bar a pasar la tarde hablando mientras tomábamos algo.

Vivía en Moncada i Reixac, un pueblo de Catalunya el cual, lo siento mucho por decirlo pero, era una mierda.

De aquí era Claudia Pina, esa futbolista del Barça. Hemos ido juntas a clase toda la vida, a día de hoy seguimos hablando, de hecho, podría decir que éramos muy amigas. Solamente que éramos de esas amigas que, aunque no hablases mucho o no pasases mucho tiempo con ella, sabías que siempre iba a estar allí para apoyarte.

Trabajaba para su madre en el bar que había abierto hacía unos meses en nuestro pueblo. El bar estaba en el centro, en la calle mayor cerca de la iglesia. Era un bar que venía bastante gente, pero sobretodo venían abuelas a tomarse el café con sus amigas. Y los días de partido siempre los poníamos en la tele que teníamos, así que en esos días venían algún grupo de chicas jóvenes a verlo. Sinceramente, no sabía nada de fútbol y de las compañeras de Claudia sabía aún menos, pero no era porque no hubiese intentado aprender, porque lo había hecho, solo que no me entraba todo en la cabeza y ya no me acordaba después de unas horas.

Ese día el bar estaba tranquilo, era un día de vacaciones de Semana Santa y todo el mundo estaba en otros sitios. Solo había venido alguna que otra clienta habitual y Beatriz, Bea para la familia, había estado charlando con ellas así que yo lo único que había hecho era preparar unos cuantos cafés y unirme a los cotilleos que se contaban las clientas y la dueña.

Ya eran las 4 de la tarde y aún no era hora de cerrar. No había nadie por la calle. Pasaban de vez en cuando niños pequeños jugando a la pelota y ya.

—¿Lu, estás segura que no quieres irte a tu casa? No hay nadie y estamos en vacaciones—me preguntó Bea por tercera vez en el día.

—Te aseguro que no tengo nada más divertido que hacer—dije convencida. Era verdad. Mi vida era bastante poco interesante. Tenía pocas amigas con las cuales hablaba solamente en clases y a veces por WhatsApp. No tenía redes sociales, bueno, no tenía Instagram, me parecía una red social absurda. Mi familia era normal y corriente, no tenía un padre que fuera piloto o abogado, solamente era informático, y lo mismo con mi madre, que también era informática. Encima no había tenido novio en mi vida, empezaba a replantearme sobre mi sexualidad. ¿Porque nunca me había sentido atraída por un chico? Ni siquiera los de las películas y series, pero en cambio si que me habían atraído chicas, bueno, al menos me habían parecido monas.

—¡Lu!—una voz me sacó de mis pensamientos.

Claudia estaba entrando al Bar junto a unas amigas. Solamente conocía a una, se llamaba Patri, creo que era la mejor amiga de Claudia o algo así, no lo sabía bien, pero lo que si sabía era que a Claudia se le iluminaban los ojos cuando hablaba de ella.

—¡Claudia!—saludé acercándome a ella, la cual se me avanzó y me dio un abrazo.

—¿Que tal estás?¿En serio mi madre te hace currar en vacaciones? Espérate que le digo que te deje sal...

—Soy yo la que quiere ayudarla, hasta ella me ha ofrecido que vaya a disfrutar mis vacaciones—la interrumpí—Y si, estoy bien ¿tu que tal?

—Muy bien también, descansando al máximo—rió—. Mira, estás son Patri, ya la conoces, Jana y Bruna.

Le di dos besos a cada una y les ofrecí sentarse en una de las típicas mesas de bar.

—¿Que queréis para beber?—pregunté amablemente sacando la libreta de mi pantalón.

Fútbol femenino, one shots Where stories live. Discover now