Cuando un gato está en celo.

101 7 1
                                    


Husker en algún momento fue un Orverlord poderoso, alguien de temer con infinidad de almas a su disposición y con mucho poder. Pero antes de todo eso antes de reencontrarse en el infierno, conociste al hombre, el hombre tras el pecador.

En el reencuentro hubo un trato, entregando así tu alma. Todo fue de maravilla por unos años, los años más felices puedes atreverte a decir. Husker no era el más amable o el más considerado pero contigo siempre había excepciones, un poco más suave, un poco menos borracho.

Cuando te llamaba, tenías que ir adónde él se encontrase. Muy pocas veces lo hacía y era explícitamente por dos razones: soledad o ganas de bajar su celo contigo.

Tiene mucha confianza contigo, más de la que quiere sentir, cuando te acercas a él su corazón late rápido y su estómago revolotea ansioso lleno de mariposas.

Pero siempre se dirá que no siente nada, que su corazón de pecador ya no se agita por nada o por nadie.

Cuando llegas a Hazbin Hotel, es tarde y todos duermen excepto Husk quién te espera en el minibar del lobby. Cuando te abre la puerta lo observas, su pelaje levemente alborotado y su característico seño fruncido.

Las cosas pasan rápido, sus belfos te reciben como si estuviesen esperando por siempre, el regusto a licor llega a tus papilas gustativas, las salivas se mezclan creando un elixir exquisito.

Besos suaves, luego intensos, luego suaves. Sabía cómo volverte una masilla suplicante y jadeante, los gruñidos y las mordidas en tu cuello eran de esperarse, intensos y sangrantes.

No sabías cómo habían llegado a lo que se supone es su habitación, caíste en la cama con algo de brusquedad. Él tomando el control y tú suspirando bajo su toque, y tan solo te estaba desnudando, tal vez lo habías extrañado más de la que piensas, o mejor dicho tu cuerpo cada cierto tiempo espera aquellas garras felinas sobre el.

Ahora ambos desnudos rosandose, calientes, demasiado. Tal vez como un horno, sudorosos, los besos tomando un ritmo rápido y salvaje.

El regusto a licor, mezclándose con un leve sabor de menta por parte tuya, sus labios aplastandose y moliendose con intensidad, sorbiendose, sus lenguas explorando con desasosiego su cavidad bucal, como si sus vidas dependieran de ello. Podrían morir de ese modo.

Cuando él te voltea haciendo que tu cara se recueste en la almohada y tu trasero se alze, no pierde el tiempo y empieza a llenar tu espalda de besos recostando el peso de su cuerpo en el tuyo, mordiendo tu cuello con fuerza aferrándose ahí con ímpetu, maullando y gimiendo entre dientes, dirige  sus garras a tus pliegues y los roza con cuidado, introduce dos dedos fácilmente por lo húmeda y resbaladiza que se encuentra, un tercer dedo juega con tu clítoris sensible.

Gimes, con los ojos llorosos cuando te empieza a masturbar con gentileza, luego movimientos erráticos, luego calma y cuando crees que puedes correrte se burla silenciosamente retirando sus dedos brillantes por tus jugos, sollozas sin lágrimas cuando el orgasmo te es negado.

—Por favor...

Es una súplica patética y lastimera, cuando pronuncias aquellas palabras salen casi sin aire cuando sientes el vacío en tu interior.

Cuando escucha tus súplicas deja tu cuello, y empieza a lamer la sangre de tu herida, soltando leves maullidos. Extasiado con la manera en que tiemblas bajo él. Toma su miembro con su mano y lo dirige a tu calor rozandolo, de arriba hacía abajo, ambos jadean, entra lentamente sabe que por más urgido y necesitado que esté no puede ir más rápido.

Lo sientes entrar lentamente, suspiras. Puedes sentir aquellas espigas que cubren el miembro de Husk, duele un poco pero es soportable, sientes como se entierra en tí completamente. Husk vuelve a pegarse de tu cuello, a morderte mientras te folla con fuerza y lentitud.

Tiemblas al sentir lo profundo que puede ir dentro de tí, rápido, lento, rápido. El sonido del chapoteo húmedo resuena en la habitación fuertemente, los gemidos y jadeos saliendo de tu garganta fácilmente, piel con piel chocando en un constante vals rápido.

La cola de Husk se envuelve en una de tus piernas, la necesidad de estar cerca, mucho más cerca, los pocos pensamientos coherentes se esfumaron gracias al calor del celo, dando lugar a pensamientos sin sentido.

Mia, mia, cachorros tener, embarazo, mia, mia, mi hembra, nudo, nudo, calor.

Husk estaba muy concentrado en marcar y morder, aquellos pensamientos eran constantes aunque jamás los comunicaría. El orgasmo los sacudió como una ola mueve un barco, como el mar chocando con la costa.

Ambos temblando fuertemente como si fueran víctimas de un terremoto, el nudo formandose en el miembro de Husk, la descarga de semen llenando tu interior, el nudo hinchadose y sobreestimulandolos, llenandola por completo, antes de que su cuerpo caiga por completo encima de ella, la apega más a él (como si eso fuera posible) y con muchísimo cuidado se acuestan en posición de cucharita, el nudo aún hinchado, la cola enrollando la pierna de ella de manera amorosa. Ella y él suspiran en conjunto como una sola respiración, satisfechos por el orgasmo.

Él restriega su cara en el hombro de ella de manera cariñosa, casi amorosa, ronroneando complacido.

Pero en el infierno la felicidad es emifera.

Luego de una noche tan intensa la mañana llega, y ambos están desayunando temprano, Husk sabe a qué hora usualmente se levantan todos, y quiere tener un tiempo contigo a solas, antes de que tengas que irte.

—¡Buenos días Husk!—Saluda animada Charlie entrando a la cocina, detrás de ella ingresa también Alastor. —¿Quién es tu amiga?

Antes de que Husk pueda contestar, antes de pensar en convertirte en una carta y guardarte en el bolsillo de su pantalón, para librarte de Alastor, para que él no pueda arrebatarte de sus brazos, él ya lo hizo, ya te arrebato de sus brazos.

A pesar de que sonríe tú y Husk ven como se frunce su seño y como una leve estática sale de su persona.

—Si Husk, ¿Quién es tu amiga?

Fingió cordialidad al hablar, aún sonriente, haciendo que ambos tiemblen sutilmente en sus asientos. Él último contrato que tenía Husk, el único que quería mantener a pesar de que ahora su alma pertenecía a Alastor, y el que más le dolería perder.

Ella se presentó ante ambos con una sonrisa amable, y poso una mano discretamente en el muslo de Husk a modo de calmarlo.

—¡¿Vienes a redimirte?!—Ella exclama emocionada cuando te pones de pie lista para irte.

La fémina no puede evitar sonreír algo incomoda, por la pregunta de Charlie, justo antes de que ella pueda responder, Alastor se acerca a ella y la toma de la cintura pegandola a su costado, sonriendo.

—¡Claro que viene a redimirse Charlie!— Él exclama dándole la razón a la princesa y la blonda no puede evitar chillar emocionada. —Solo tienes que verlo en sus ojos, querida—Dice como si fuera algo obvio.

Los ojos de Husk miran fijamente la escena enojado y colérico solo puede fruncir el seño, aún más de hecho.

____ y Husk se miran, sabiendo que lo que sea que han tenido se ha acabado.

—Es tut mir leid, meine liebe—Dice en su lengua materna, ella comprende y siente sus ojos picosos, mas no llora por qué así es en el infierno.

Mine | One shots Hazbin Hotel |Où les histoires vivent. Découvrez maintenant