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No sabía bien por qué, pero Valentina se estaba encargando de hacerle la vida imposible.

Luego de aguantar sus gemidos toda la mañana, en donde Clara se refugiaba en sus auriculares, Valentina se levantaba con pedidos extravagantes, casi como si de repente Clara pudiera convertir la casa en una cafetería.

— ¿Podés hacer cheesecake hoy? —pidió Valentina.

A pesar de que la chica pedía demasiadas cosas, la trataba bien. Pero sus pedidos llevaban a que estuviera más tiempo en la casa de lo que Clara quería, aguantando las tardes en los que Enzo y Valentina volvían a repetir los gemidos.

Era insoportable, no sabía por qué tenía que aguantar todo eso.

El tiempo libre que tenía, en los que tenía que esperar ciertas comidas, se dedicaba a encerrarse en el baño a llorar. Estaba estresada, mentalmente agotada y necesitaba, cuanto antes, renunciar. Pero, como ya sabía, era imposible. Enzo no se lo permitiría.

— Buenos días, Clara —la saludó Enzo una mañana, sin remera.

Clara no le respondió el saludo, simplemente asintió con la cabeza mientras ponía la cafetera.

— Valentina se va mañana, por lo que me pidió que hoy le des una clase para preparar una torta de despedida —dijo el jugador muy tranquilamente.

La cocinera volvió a asentir, ya no quería hablar con él, quería limitarse a hacer su trabajo e irse cuanto antes.

— Por favor, que sea de chocolate y dulce de leche.

— No tenemos dulce de leche —dijo Clara, al fin hablando.

— Entonces vas a tener que hacer —contestó Enzo, sonriendo.

El jugador sabía que hacer dulce de leche llevaba al menos tres horas, tiempo suficiente para que Clara estuviera dando vueltas.

— Por la tarde vamos a estar vos y yo solos —explicó Enzo— Valentina se va a hacer compras, así que vas a tener que aguantarme.

Clara quería protestar, pero, como siempre, no dijo nada y simplemente asintió seria.

La tarde llegó y Enzo se quedó en la cocina, con su celular, mientras Clara preparaba el bendito dulce de leche. Por suerte, había conseguido una receta en donde podía prepararlo en menos tiempo, pero de cualquier forma debía quedarse en la casa para darle las clases a Valentina.

Enseñar no es algo que había planeado, simplemente había accedido por Enzo, pero ahora se arrepentía de esa decisión. ¿Por qué había aceptado dar clases cuando ella nunca lo había hecho?

Valentina estaba demorando más de lo esperado, por lo que Enzo se paseaba por la cocina con el celular en la mano, hablando con la modelo que se cogía eventualmente.

De reojo, Clara lo vio. Quería decirle algo, pero se lo guardo. Sin embargo, Enzo noto la mirada de ella.

— No es lo que parece —intentó explicarse.

— No es mi problema —dijo Clara, sin mirarlo.

— ¿Hace falta que me trates así? Hace días que me venís tratando como el culo.

Clara se dio la vuelta, molesta, con un repasador en las manos.

— Enzo, dijiste que no iba a conseguir trabajo en ningún lado si renunciaba, ¿cómo querés que te trate? Agradece que no te escupo la comida —dijo ella, furiosa— Ni siquiera entiendo por qué vos te portas así conmigo, no te hice nada.

El jugador parecía molesto, intentando argumentar sus motivos para ser así, pero tampoco tenía explicación. Se acercó a Clara con cuidado, aprisionándola entre la cocina y su cuerpo.

𝓛𝓪 𝓬𝓸𝓬𝓲𝓷𝓮𝓻𝓪 | ᴇɴᴢᴏ ꜰᴇʀɴᴀɴᴅᴇᴢ | ᴄʜᴇʟꜱᴇᴀ ꜰ.ᴄ. | +18Where stories live. Discover now