04

171 26 16
                                    

Ese olor, ese pitido incesante, ese dolor

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Ese olor, ese pitido incesante, ese dolor. Juré jamás volver a sentirlo, juré rehacer mi vida y no volver nunca más.

Lo juré por ti. Lo juré por nuestra amistad. Ese juramento se rompió, se quebró cuando me dijiste adiós.

Mi mente se quiebra. Mis ojos pican, negándose a abrirse. Porque aún estoy vivo. La máquina lo dice a gritos con cada sonido.

El vacío inunda mi pecho, el tormento llega a mi mente. Quiero llorar, quiero lamentarme estar vivo, quiero gritar y negarme a estar vivo después de todo.

Después de todas las veces que lo intenté.

Después de cada pastilla que tomé, después de cada cortada que hice en mi cuerpo.

Después de cada golpe, después de lo que hice ayer. ¿Por qué sigo vivo? ¿Por qué me siguen castigando así?

Mis manos estrujan las mantas, mis brazos llenos de agujas se tensan.

Mi garganta duele con cada quejido silencioso que suelto. Me siento disuelto, acabado.

No quiero seguir con esto, no quiero.

No quiero seguir sintiéndome vivo.

¿Por qué el destino no me da lo que quiero? ¿Por qué es tan cruel conmigo?

¿Por qué tengo que seguir? ¿Por qué siempre debo de intentar levantarme después de todo?

¿Por qué? ¿Por qué no puedo morir?

¿Por qué no pueden darme el gusto de estar muerto?

Odio los hospitales, odio estar aquí. Odio recordar todo lo que pasé, odio volver al pasado, volver a la miseria y asquerosidad que era antes.

Mi pecho se encoge, me siento asfixiado, acabado. Lo odio.

Mis manos cosquillean y mi cuerpo quiere huir de nuevo. Quiero arrancar todos los cables conectados a mí, quiere desaparecer y no dejar rastro.

No quiero estar vivo, no quiero sufrir más.

—Ya despertaste —la voz me asusta—. Soy la enfermera a cargo de monitorearte, un gusto. Llámame Fer si deseas.

Me dirige una sonrisa amigable, y luego, comienza apuntando en su cuadernillo todos los datos del monitor.

Me sorprende ver sus brazos ortopédicos, más no lo demuestro.

—Sufriste una sobredosis de alcohol, tienes suerte de estar vivo —un nudo se forma en mi garganta—. Un amigo tuyo te trajo, no dijo mucho al respecto.

Cierro los ojos, ignorando la falsa esperanza de que sea Duxo el que me trajo. Mi mente lo niega, pero mi corazón no lo quiere hacer.

Estoy cansado de todo.

La enfermera termina de escribir y se dirige a verme con un gesto compasivo que me asquea. Lo menos que quiero es que sientan pena por mí.

—El doctor vendrá en unos minutos, por ahora las visitas están permitidas, así que posiblemente recibas alguna.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Mar 29 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

- 𝙊𝙝, 𝙝𝙚𝙖𝙧𝙩... -    ˙  「𝗔𝗻𝘁𝗶-𝗗𝘂𝘅𝗶𝗻𝗼」  ∘  Where stories live. Discover now