Gafas nuevas, crush nuevo

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Miyako sonrió emocionada mientras se miraba al espejo. Por fin había recuperado sus lentes. O mejor dicho, le habían conseguido otros. Los anteriores se habían roto por un terrible error que ahora mismo, tenía a Taichi Yagami vaciando su cartera frente a la caja registradora.

Aunque no podían culparla; ella se había negado educadamente. Pero Yagami insistió tanto que no sirvieron de nada las negativas o que intentara decirle que tenía otro par de reserva para esos casos.

Y, que Dios la perdonara, pero estaba feliz de tener a ese bombón de chocolate acompañándola todo el día en busca de las gafas perfectas - y baratas
-. Casi se había olvidado de por qué iban juntos de tienda en tienda hasta que las encontró.

Pese a ser de pasta parecían ligeras y sus cristales eran perfectos para el movimiento de sus ojos. Y el precio, una gozada. Incluso le regalaron una gafas de sol a Taichi.

Por ende, también había descubierto que Taichi Yagami era algo más que el buenorro hermano mayor de su mejor amiga. Era divertido, sexy y siempre tenía tema de conversación. Además, la había tratado muy bien y siempre se aseguraba de que fuera segura durante su trayecto, -esquivando esquinas peligrosas, farolas que no llegaba a ver a tiempo, etc. -, cosa que había subido muchos puntos.

Quizás, a partir de entonces, visitaría un poco más Hikari. Por lo que cuando estuvo a puertas de su casa, antes de que el castaño se alejara de su lado. Lo jalo del cuello en un beso amoroso. No espero a qué respondiera el gesto, después d e todo lo beso repentinamente y seguro estaba desconcertado.

Grata fue su sorpresa al sentir como él las sostuvo de las caderas para acérala a él, atrapándola más en el beso. En un momento sus lenguas entraron en el juego, Yolei soltó un gemido que fue opacado por el beso. La temperatura empezó a elevarse en el cuerpo de ambos, la ropa empezó a ser incómoda y un deseo crecía en ellos.

En otro movimiento repentino, Tai levantó a Yolei del suelo. Posicionando sus manos en sus muslos, amasándolos en el proceso. Ella uso tanto sus pierna y brazos para aferrarse a él, mientras inconscientemente frotó su intimidad con l de el. Sus libidos se estaban descontrolando. Por suerte para ambos, no había nadie en la casa de la Inoue. Por lo que nadie podía impedirles pasar a la acción.

Miyako abrió la puerta con dificultad, ambos entraron a la residencia. Solo eran ellos bajo la luz de la luna creciente. Sin aún separarse, fueron con dirección a la habitación de la peli-violeta. Tuvieron unas complicaciones para llegar, por suerte no tiraron nada al suelo que pudiese interrumpir su momento. El cuarto de la Inoue estaba subiendo las escaleras, en ese lapso Tai quiso probar otra cosa. Así que fue por su cuello, sacándoles unos suspiros a Yolei. Quien podía sentirse ya demasiado excitada, al punto que su parte íntima empezaba a humedecerse.

No tardaron en llegar a su cuarto, el castaño cerró la puerta con su pie. Sin poder resistirse más, fueron desvistiéndose de la ropa que llevaban puesta. Estas cayeron al suelo de la habitación. Tai quedó maravillado ante el cuerpo desnudo de Yolei, a pesar de ser joven se estaba desarrollado bien. Algo similar pasaba por la cabeza de la Inoue, quien quedó hipnotizada por el cuerpo trabajado del castaño. Practicar fútbol tiene sus frutos.

Ese momento eran solo ellos dos, uniéndose sus cuerpos se entraron al otro con pasión. Sin saberlo, o tal vez si, estaban escribiendo el comienzo de su historia. Una que disfrutaron hacerla junto al otro. No durmieron hasta que lo necesitaran, la flama de la pasión estaba demasiado avivada en ellos. Lo que significaba muchas horas de pasión, por suerte no habría nadie hasta más tarde del siguiente día.

Algo que Yagami descubrió era que Yolei podía llegar a ser insaciable. Habían probado cualquier posición que estaba en el conocimiento de ambos, aparte de que estaban teniendo relaciones sexuales salvajes. Ella misma le pidió que lo hiciera así, quería que fuese intenso y él se lo dio. El no la cuestionó, porque también quería disfrutar de ese momento lo más detallado posible. Después d e todo, Yolei estaba demasiado apretada, húmeda y parecía que quería exprimirlo por completo. Eso no era una mentira, la Inoue era un desastre. Pero aún así quería más

Entre gemidos le seguía pidiendo a Tai que la embistiera más fuerte, no la podían culpar cuando se estaba acostando con el capitán del equipo de fútbol. Y más con semejante calibre dentro de ella, era largo, grueso y parecía que en cualquier momento la partiría en dos. La forma en que llegaba hasta el fondo la volvía loca, al parecer estaba volviéndose adicta. Su cuerpo rebotaba con cada embestida y sus pechos no eran la excepción. Yagami no pudo evitar la tentación y se llevó uno a la boca, desencadenando un serie de gemidos profundos de parte de la peli-violeta

Yagami la uso como quiso, ella no se opuso. Más bien lo gozo. Disfruto ser usada como le plazca, si eso significaba sentir a ese semental más tiempo. Hasta que la hora se les fue y cayeron rendidos, con su respiración agitada y los cuerpos sudados. Ahorita su mente solo estaba cerrada en la mirada del otro, temas como la protección, la hora o incluso la explicación de el Yagami debería darle a sus padres de porque no llegó a casa pasaron a segundo plano. Solo eran ellos dos en ese cuarto.

Con un beso se desearon las buenas noches y cayeron dormidos en los brazos de Morfeo.

En la mañana Yagami era el único despierto, o eso pensaba, Inoue disfrutaba de la calidez de su compañía. Sin darse cuenta, aquel día terminó no solo con unas gafas nuevas, si no que además, tenía un nuevo sentimiento encontrado por el Yagami. De una forma que no se esperaba, pero que disfrutó

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~ Tu y yo ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora