CAPÍTULO 12(PARTE II)

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Lilian sintió que su cabeza giraba varias veces.

-¿Su...su esposa?-tartamudeó pasmada.

-Yo digo que sí. Apuesto a que es mí mujer, porque si es una criada, creo que tendré serios problemas con mi hermano.

Lilian lo observó sin entender.

-Benjamin no acepta que los miembros de la familia se involucren con el personal. Mi padre solía intimar con las sirvientas sin ninguna consideración hacia mi madre y Harrow detesta ese comportamiento inmoral.

Lilian lo oyó boquiabierta. Él suponía que entre ellos había relaciones carnales. Mientras que Lilian apenas si sabía cómo era un acto de apareamiento y solo lo había visto en animales. Además acababa de ventilar asuntos privados de su padre sin parpadear.

-¿Es que no recuerda de dónde me conoce?

Él negó otra vez.

-Lo último que recuerdo es estar llegando al puerto de Bristol después de mucho tiempo fuera, para conocer a mi reciente cuñada. Mi madre dijo que esta herida me la hice porque el barco del capitán Weiss se incendió, pero no recuerdo nada de eso. Me dijo que después me pondría al corriente, que hacerlo ahora podría ser contraproducente para mí recuperación.

Ella cerró la boca, y se soltó de su agarre con brusquedad, ganándose una mirada confundida por su parte.
Qué podía decirle, él no recordaba quién era ella, ni su nombre ni lo sucedido entre ellos. Tampoco a Sir Miles o al asunto del contrabando.

-Al menos dime tu nombre... pienso y pienso pero no viene a mi mente.
¡Espera, creo que lo tengo! Eres...Lauren. ¿Lisbeth? ¿Lydia?

-Me llamo Lilian-le cortó impaciente.
Comenzando a imaginar que lo ahogaba con la almohada.

-Lilian... sí. Ese nombre te calza perfecto. Es elegante, dulce y puro-ronroneó con tono seductor.

Lilian tembló y apartó la vista de su mirada ardiente como si la hubiera quemado.
Estaba claro que él había asumido que ella era su esposa, porque se encontraba en su habitación a solas con un hombre semi desnudo. Le hablaba con descaro, y lo había tocado.
Ninguna criada se atrevería a tanto sin temer ser despedida. Mucho menos lo haría una joven soltera, que además ni siquiera era pretendida por él oficialmente.

-No te preocupes, sé que recordaré todo tarde o temprano. Por ahora por qué no vuelves aquí y te acuestas conmigo un ratito-pidió con un brillo cálido y cegador en sus orbes verdes que la estaban examinando de arriba a abajo.

Ella se puso de pie de un salto, y por poco vuelca la silla. Fue su turno de negar con la cabeza.

-No, no...tengo que bajar a...a hacer unos recados-tartamudeó comenzando a retroceder con prisa.

Su espalda chocó con un mueble, y estuvo a punto de caer de espalda.

-Du...duerma un rato...yo...yo volveré más tarde.

Él compuso una mueca de decepción, y ella giró hacia la puerta incapaz de seguir mirándolo.

_De acuerdo. Aquí te esperaré para que me hagas compañía. Me aburro y además está noche quiero dormir contigo, bien pegaditos.

Lilian salió corriendo de la habitación sin responder a su descarada invitación, tan rápido que no alcanzó a oír la potente carcajada que él emitió.

Una vez Eric estuvo solo, borró la sonrisa de su cara poco a poco.
Se incorporó despacio, y se refregó la cara sintiéndose cansado y alterado.
No soportaba estar confinado en una cama, quería salir ya mismo de esa habitación y ocuparse de los asuntos importantes.
La pierna dolía como un infierno, y la quemadura del pecho le ardía horriblemente. Así y todo no pensaba quedarse echado como si fuera un enfermo, ni mucho menos dejaría que su pierna se atrofiara y quedara rígida. En cuanto pudiera la pondría a ejercitarse.

Conquistar a un lord*PRÓXIMAMENTE RETIRADO*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora